Caminarás por las animadas calles de Nápoles con un guía local que conoce cada rincón, para luego sentarte a disfrutar una verdadera pizza napolitana en una pizzería clásica. Es sencillo, divertido y, sinceramente, delicioso.
Lo primero que me impactó fue el sonido: las Vespas pasando zumbando, alguien riendo cerca, el tintinear de tazas de café en un pequeño bar de la Via Toledo. Nuestro guía, Marco, conocía cada atajo y cada historia. Señalaba antiguos letreros de tiendas que jamás habría notado solo. El aire olía ligeramente a masa fresca y tomates mientras paseábamos por el Barrio Español. Era temprano en la tarde, así que la ciudad se sentía viva pero sin agobios, perfecta para caminar.
Terminamos en la Pizzería Brandi, escondida tras una plaza concurrida. El lugar parecía intacto desde el siglo XIX: azulejos gastados, fotos de visitantes famosos en las paredes. Ver al pizzaiolo deslizar nuestras pizzas al horno de leña era casi hipnótico. Pedí una Margherita; mi amigo probó la Diavola. La masa tenía ese borde perfectamente quemado que solo encuentras en Nápoles. De postre compartimos una sfogliatella, un pastelito hojaldrado relleno de ricotta dulce. Salí lleno y feliz, con olor a albahaca y humo.
Sí, la recogida y el regreso al hotel están incluidos para tu comodidad.
¡Por supuesto! Los bebés y niños pequeños pueden ir en cochecito durante la excursión.
Por favor, indícanos tus necesidades al reservar para que podamos consultar con la pizzería las opciones disponibles.
La duración depende del tráfico y el ritmo del grupo, pero está diseñada para ser relajada y agradable.
Tu velada incluye recogida y regreso al hotel, un paseo guiado por las famosas calles de Nápoles con un experto local, cena en una pizzería histórica (pizza más postre) y atención amable durante toda tu visita.
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