Entrarás al Coliseo de Roma en familia, guiados por alguien que sabe cómo mantener la curiosidad de niños y adultos. Juegos interactivos, relatos de gladiadores y momentos donde la historia cobra vida, además de risas con poses divertidas y alguna que otra sorpresa.
Al llegar al Coliseo, mi hijo sostenía su cuadernito como si fuera a entrevistar a Julio César en persona. Nuestra guía —creo que se llamaba Martina— nos recibió con una sonrisa enorme y empezó a hablar con los niños, no solo a ellos. Repartió unas tarjetas con preguntas que, sinceramente, hicieron competir hasta a los adultos (mi marido todavía está molesto por fallar la pregunta sobre los cascos romanos). El aire olía a polvo y protector solar; se escuchaban grupos turísticos resonando entre las piedras antiguas, pero Martina logró que sintiéramos que estábamos en nuestra propia burbuja.
Dentro, contó historias sobre Flavio Attilius —un gladiador de verdad, no solo un personaje para turistas. Mi hija no paraba de preguntar si realmente luchó contra leones (Martina dijo que sí, aunque no todos los días). Hubo un momento en que nos quedamos bajo un arco y la luz del sol iluminaba esas paredes llenas de marcas; casi podías imaginar a la multitud rugiendo arriba. No esperaba que mis hijos estuvieran tan callados —estaban realmente atentos. Luego vino un concurso de posturas de esgrima (sin espadas, tranquilos), que hizo reír a todos menos a un niño muy serio que se tomó su “pose de gladiador” demasiado en serio. Todavía recuerdo esa vista desde el suelo de la arena.
Duró como dos horas, ¿no? El tiempo se volvió raro ahí dentro. Evitamos casi todas las filas porque teníamos las entradas reservadas de antemano (un alivio total, porque mi pequeño se pone nervioso en las colas). Había otras familias, sobre todo europeas —un papá de Milán nos dio consejos para ir a comer gelato cerca después. Lo único complicado fue recordar llevar los pasaportes para la seguridad; alguien casi lo olvida, pero Martina lo manejó con calma, como si lo hubiera visto mil veces.
Sí, está pensado especialmente para familias con niños y adolescentes.
La experiencia dura alrededor de dos horas.
Sí, la entrada al Coliseo está incluida en el precio.
Sí, contarás con una guía experta especializada en trabajar con niños.
Debes llevar pasaporte o DNI para poder entrar al Coliseo.
No se recomienda para personas con movilidad reducida o ciertas condiciones de salud.
Sí, hay quizzes y actividades divertidas durante toda la visita.
Sí, hay opciones de transporte público cercanas.
Tu día incluye entradas con acceso rápido al Coliseo (valoradas en 18 € por persona), reservas anticipadas para evitar colas, además de quizzes y actividades guiadas por un experto que hace que la historia romana sea divertida para niños y adolescentes—solo recuerda llevar tu pasaporte o DNI.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?