Entra directo a los espacios más sagrados de Roma con acceso prioritario y un guía que hace que historias de siglos parezcan personales. Desde admirar los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina hasta recorrer basílicas silenciosas donde aún se reza, cada momento está cargado de historia y emoción que solo sientes estando ahí.
Bajamos de la furgoneta justo frente a los Museos Vaticanos; la verdad, tenía un poco de miedo por las multitudes, pero nuestro guía, Marco, parecía conocer todos los atajos. Nos repartió esos pequeños auriculares (que luego me salvaron cuando me quedé atrás) y pasamos por una fila que daba la vuelta a la manzana sin que nadie nos viera. Al entrar, me invadió ese olor tenue a mármol antiguo mezclado con algo floral, ¿quizá un perfume? Marco señalaba detalles diminutos en los tapices que yo jamás habría notado. En un momento me quedé mirando un techo tanto rato que se me entumeció el cuello. Pero valió la pena.
La Capilla Sixtina estaba más tranquila de lo que esperaba, no en silencio total, pero sí con ese susurro como si todos contuvieran la respiración. El Juicio Final de Miguel Ángel impresiona aún más en persona; no hay forma de prepararse para eso. Traté de susurrar “gracias” al guardia de la puerta y seguro soné ridículo. La Basílica de San Pedro parecía infinita: columnas por todos lados y esa luz que entraba por las ventanas altas hacía que todo brillara en dorado por un instante. Luego tuvimos un descanso (gracias a Dios), y tomamos un espresso rápido en un bar pequeño donde los locales discutían acaloradamente sobre fútbol.
De vuelta en la furgoneta, atravesamos el tráfico romano rumbo a San Pablo Extramuros. La basílica estaba casi vacía, salvo por un anciano que encendía velas; nos saludó con un gesto pero no dijo nada. Los mosaicos aquí son una locura: tanto azul y oro que parecía que estábamos bajo el agua o en un sueño. En San Juan de Letrán, nuestro guía nos contó sobre las Escaleras Santas; había gente subiéndolas de rodillas (yo las observé un rato, pero no me animé). Cuando llegamos a Santa María la Mayor, mis pies ya no daban más, pero esos techos… honestamente, todavía los recuerdo cada vez que cierro los ojos por la noche.
Este tour de día completo cubre las cuatro Basílicas Papales, Museos Vaticanos y Capilla Sixtina durante varias horas, con un descanso a mediodía.
No incluye recogida en hotel; los participantes se reúnen en un punto cercano a los Museos Vaticanos.
El tour incluye Museos Vaticanos, Capilla Sixtina, Basílica de San Pedro, San Pablo Extramuros, San Juan de Letrán (con las Escaleras Santas) y Santa María la Mayor.
Sí, todos los tickets de entrada están incluidos y los traslados entre basílicas se hacen en minivan con aire acondicionado.
No hay almuerzo incluido; hay un descanso a mediodía para que cada uno pueda comer por su cuenta.
Los grupos son pequeños, con un máximo de 20 personas por salida.
Sí, se proporcionan auriculares para que siempre escuches bien al guía, incluso en sitios concurridos.
No, solo se permiten bolsos pequeños; los grandes deben dejarse en consigna, lo que puede afectar el tiempo del tour.
Tu día incluye entradas con acceso prioritario a Museos Vaticanos y Capilla Sixtina, visitas guiadas a las cuatro principales Basílicas Papales de Roma (San Pedro, San Pablo Extramuros, San Juan de Letrán con las Escaleras Santas y Santa María la Mayor), traslados en minivan con aire acondicionado, guías expertos en inglés y auriculares personales para no perderte ningún detalle, incluso si te detienes a admirar otro mosaico antes de regresar por la tarde.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?