Evita las multitudes con una salida temprana, pasea por las calles antiguas de Sorrento antes de que se llenen, recorre las carreteras junto al acantilado hasta Positano para saborear lo auténtico, y explora las ruinas de Pompeya con una guía experta—todo en un día tranquilo y completo.
Empezamos justo antes de las 8 de la mañana—Nápoles apenas despertaba y las calles estaban vacías. Esa luz de la mañana sobre la bahía es algo que no olvidaré. Nuestro conductor conocía un atajo para evitar los típicos embotellamientos, así que llegamos a Sorrento en aproximadamente una hora. El aroma a pasteles recién hechos del Bar Fauno se colaba por las calles del casco antiguo mientras paseábamos junto a tiendas de limones y pequeñas iglesias. Verás a los locales montando sus puestos, llamándose entre ellos con ese acento cantadito que solo escuchas aquí.
El trayecto por la Costa Amalfitana parecía sacado de una película—curvas cerradas, scooters pasando a toda velocidad y destellos de agua turquesa abajo. Paramos en un mirador sobre Positano; la verdad, es difícil no sacar mil fotos ahí. En el pueblo, los autobuses grandes no caben por esas calles estrechas, pero nuestro coche nos dejó justo en el centro. La comida fue sencilla—una porción de pizza de una panadería pequeña cerca de la Piazza dei Mulini—pero estaba deliciosa.
Al mediodía llegamos a Pompeya. El sol seguía fuerte (lleva agua), y el polvo se pegaba a nuestros zapatos mientras caminábamos por calles milenarias. Nuestra guía—Francesca, nacida y criada cerca—nos mostró dónde estaban las antiguas panaderías y señaló frescos desgastados que la mayoría pasa por alto. Dos horas se pasaron volando; siempre hay más por descubrir en esas ruinas de lo que imaginas. Después, cansados pero felices, regresamos hacia Nápoles con las ventanas abiertas para disfrutar el último aire fresco del mar.
¡Claro! Contamos con asientos para bebés y los cochecitos entran sin problema en nuestros vehículos. El ritmo es flexible para familias.
Sí, solo avísanos con anticipación—podemos organizar un guía local autorizado que conoce todos los secretos del lugar.
Por supuesto. Tendrás varias oportunidades para parar a comer o tomar un espresso rápido—solo dile al conductor si tienes algún lugar favorito en mente.
Sí, nuestro transporte es accesible para sillas de ruedas y hacemos todo lo posible para adaptarnos a las necesidades de todos durante el recorrido.
Vehículo privado con aire acondicionado y WiFi; horarios de recogida flexibles; opciones accesibles para sillas de ruedas; asientos para bebés si los necesitas; y consejos locales del conductor durante el viaje.
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