Disfruta de un paseo en barco privado por el Lago de Como con guía experto, recorre las tranquilas calles de Varenna y los jardines junto al agua de Villa Monastero, degusta platos locales con vistas y explora las callejuelas de Bellagio antes de volver mientras la luz de la tarde baila sobre el lago. Un día que se queda en la memoria mucho tiempo.
En la Piazza Cavour de Como me entregan un pequeño auricular —nunca había usado uno, pero resulta muy útil cuando el viento del lago se levanta. Nuestro guía, Marco (creo que dijo que su familia es de Lecco), nos invita a subir a un barco nuevo de diez plazas que huele a barniz y cuerda fresca. Es temprano, pero el agua ya refleja destellos verdes y azules, y pierdo el hilo de lo que dice Marco porque hay tanto que mirar: montañas con restos de nieve, villas medio escondidas entre cipreses, ropa ondeando en balcones diminutos. A los veinte minutos alguien pregunta por George Clooney (lo típico), y Marco se ríe: parece que a los locales les interesan más las antiguas fábricas de seda que las celebridades.
La primera parada es Varenna. Bajar del barco es como entrar en una acuarela: callejuelas estrechas con piedras irregulares, geranios por todas partes, incluso en rincones donde no parece caber una maceta. Villa Monastero está justo al borde del agua; seguimos a Marco por terrazas donde el aire huele a piedra mojada y algo dulce —¿glicinas quizá?—. Señala una balaustrada de mármol que, según dice, es más vieja que mi abuela. Hay rincones tan tranquilos que solo se escucha el agua del lago golpeando los escalones. Saqué como cien fotos, pero ninguna logra captar la suavidad de la luz allí.
El almuerzo es por cuenta propia en Varenna (Marco nos da tres opciones y elijo la que tiene mesas casi sobre el agua). Probé risotto de perca por primera vez; no sé si lo pediría otra vez, pero es un plato muy local. El camarero me enseñó a decir “grazie mille” bien —mi acento le sacó una sonrisa. Después cruzamos a Bellagio, la famosa “Perla”, que está más animada pero mantiene ese aire relajado, con escaleras empinadas que hacen arder las piernas si no tienes cuidado (aviso). Marco nos lleva por tiendas de pañuelos de seda y luego nos deja explorar a nuestro ritmo. Compré un jabón de limón porque el aroma me recordó a la cocina de mi abuela.
El último tramo es en cámara lenta: de vuelta en el barco, el sol bajando tras las montañas, todos más callados salvo por el suave chapoteo mientras volvemos a Como. Tenía una sensación rara de querer quedarme más tiempo ahí afuera —aunque los pies me dolían por tanto empedrado. Sigo pensando en esa vista sobre Bellagio cuando la luz lo bañó todo de dorado por un instante, ¿sabes?
No, el tour de día completo incluye terrenos empinados y calles irregulares en ambos pueblos; se requiere buena condición física.
El almuerzo no está incluido; el guía recomienda restaurantes locales en Varenna donde puedes comer por tu cuenta.
Se utiliza un barco privado para 10 pasajeros reservado exclusivamente para tu grupo pequeño.
El punto de encuentro es Piazza Cavour 26 en Como; los participantes deben organizar su transporte hasta allí.
Sí, la entrada a Villa Monastero está incluida en la reserva.
No se ofrece recogida en hotel; los participantes se encuentran directamente en Piazza Cavour, Como.
El guía profesional conduce el tour completamente en inglés.
No, este tour no es adecuado para quienes se alojan en Bellagio o Varenna; se recomienda buscar otras opciones.
Tu día incluye entrada a Villa Monastero, traslado en barco privado para 10 personas exclusivo para tu grupo, un guía profesional en inglés con sistema de audio para que no te pierdas ningún detalle aunque te distraigas mirando las montañas, y tiempo suficiente para explorar Varenna y Bellagio antes de regresar juntos a Como.
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