Recorrerás desde Sorrento por carreteras junto al acantilado con solo siete viajeros más, con paradas para tiempo libre en los callejones de Positano, la animada plaza de Amalfi y las tranquilas alturas de Ravello. Disfruta de historias locales con tu conductor de habla inglesa, muchas oportunidades para un café o un dulce, y ese instante de calma cuando no quieres que el día termine.
Lo primero que recuerdo es el aire salado entrando por la ventana de la furgoneta al salir de Sorrento — no sé por qué se me quedó grabado, tal vez porque parecía una promesa. Nuestro conductor, Antonio, ya bromeaba sobre cuántos limones veríamos antes de la hora de comer (no se equivocaba). La carretera serpenteaba por los acantilados y cada curva parecía sacada de una vieja película italiana, aunque en la vida real hay más bocinazos de scooters y ropa tendida ondeando sobre tu cabeza. Éramos solo ocho en la furgoneta, así que nadie tuvo que pelear por un asiento junto a la ventana — menos mal.
La primera parada fue Positano. Todavía escucho el sonido de las sandalias golpeando esos empinados escalones que bajan al pueblo — no te avisan de eso, pero la verdad es que me hizo sentir vivo. Las casas son de colores pastel y se respira un leve aroma a espresso por todos lados. Intenté pedir indicaciones en italiano y lo hice fatal; una señora mayor se rió y me señaló hacia abajo. El tiempo libre aquí fue para perderme hasta que me dolieran las piernas (pero de buena manera), mientras disfrutaba de una granita de limón que se me escurría pegajosa por la muñeca.
Después, Amalfi fue más bulliciosa — niños persiguiendo palomas en la plaza principal mientras las campanas de la iglesia resonaban en la piedra. Antonio nos dio consejos para encontrar auténticos cannoli (no los de turistas) y luego nos dejó libres por una hora más o menos. Me senté en las escaleras de la catedral con un pastelito y observé a la gente pasar. Es curioso cómo en poco tiempo empiezas a sentirte en casa en lugares donde nunca habías estado.
La última parada fue Ravello, mucho más alto de lo que esperaba — aire más fresco, menos ruido. La vista desde allí arriba te llega al alma; aún ahora me sorprendo pensando en ella cuando el ruido de casa me agobia. Tuvimos justo el tiempo para pasear por los jardines y sacar fotos que no le hacen justicia. De vuelta a Sorrento, alguien se quedó dormida y Antonio bajó la radio para que pudiera descansar. Fue un momento que se sintió perfecto.
El grupo está limitado a 8 personas por tour.
El tour incluye transporte desde Sorrento, pero no especifica recogida en hoteles.
Tienes tiempo libre para explorar Positano a tu ritmo durante la parada.
Sí, se admiten bebés y niños pequeños; hay asientos especiales para ellos.
No, no se recomienda para personas propensas al mareo por las carreteras con curvas.
No, los scooters de movilidad no son adecuados para este tour.
El conductor habla inglés durante todo el tour.
Tu día incluye transporte por la Costa Amalfitana en un vehículo con aire acondicionado y conductor profesional de habla inglesa; si hace falta, hay asientos especiales para bebés para que todos puedan relajarse y disfrutar sin preocupaciones.
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