Recorre carreteras junto al acantilado desde Sorrento para descubrir los callejones empinados y tiendas con aroma a limón de Positano, la animada plaza y la imponente catedral de Amalfi, y la calma de los jardines de Ravello en lo alto del mar. Un conductor o guía local te contará historias en el camino—solo trae calzado cómodo y mente abierta para un día que recordarás mucho después.
Recuerdo esa mezcla rara de nervios y emoción mientras nos apretábamos en la minivan en Sorrento. Nuestro conductor, Antonio, tenía esa manera sencilla de bromear sobre el tráfico (“Los italianos conducen con el corazón, no con los ojos”, decía, lo que me hizo agarrarme un poco más fuerte al asiento). La carretera serpenteaba por acantilados que caían directo al agua azul — más de una vez me sorprendí conteniendo la respiración. Cuando por fin llegamos a Positano, todo eran casas pastel apiladas tan cerca que parecía que se deslizarían al mar con un estornudo. Me perdí por esos callejones estrechos que olían a limón y protector solar, parando a curiosear en pequeñas tiendas de cerámica. Una señora mayor intentó enseñarme a decir “buongiorno” bien; creo que no lo logré, pero ella sonrió igual.
Amalfi se sentía más bulliciosa — voces rebotando en paredes blancas y niños corriendo por la plaza. Nuestra guía María señaló la fachada a rayas de la catedral (“Estilo árabe-siciliano,” dijo, moviendo las manos), pero yo estaba distraído por el sol reflejándose en todo. Hubo un momento en que me quedé parado con un helado (de pistacho, por si te interesa) viendo los barcos mecerse en el puerto. Es curioso cómo en lugares así puedes sentirte anónimo y presente al mismo tiempo.
La última parada fue Ravello. El aire allá arriba cambió — más fresco, tranquilo, casi cargado de flores que se colaban desde algún jardín por encima de los muros de piedra. Paseamos por una de esas villas antiguas y miramos la costa; parecía irreal. Todos nos quedamos en silencio un rato — hasta Antonio dejó de hablar. De regreso a Sorrento no paraba de pensar en esas vistas y en lo distinto que se sentía cada pueblo, aunque estén tan cerca. Eso se quedó conmigo más que cualquier postal.
El tour dura entre ocho y nueve horas en total.
Visitarás Positano, Amalfi y Ravello durante el recorrido.
Un guía acompaña grupos de 9 a 21 personas para narrar; en grupos más pequeños solo va el conductor.
Incluye recogida, pero revisa tu confirmación para saber el punto exacto de encuentro.
Sí, pueden participar bebés y niños pequeños; se aceptan cochecitos y hay asientos para bebés disponibles.
Viajarás en minivan o minibús con aire acondicionado, según el tamaño del grupo.
Normalmente se dedica entre una y dos horas en Positano, Amalfi y Ravello.
No, no incluye almuerzo; tendrás tiempo libre para comprar comida en cada pueblo.
Tu día incluye transporte compartido desde Sorrento en minivan o minibús con aire acondicionado según el tamaño del grupo, además de un conductor o guía de habla inglesa que acompaña al grupo durante todo el recorrido (guía para grupos grandes). Hay asientos para bebés si los necesitas; solo trae calzado cómodo porque explorarás cada pueblo a pie antes de regresar por la tarde.
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