Recorrerás carreteras de acantilado desde Sorrento con un grupo pequeño y guía local, parando en Positano para descubrir sus calles coloridas y mosaicos de iglesia antes de un refrescante paseo en barco hasta la animada plaza de Amalfi. El tiempo libre te permite probar pasteles o subir las escaleras de la catedral, y Ravello ofrece jardines tranquilos sobre el mar. Risas, aire salado y momentos para guardar en la memoria.
“¿Esas son las islas Li Galli allá afuera?” preguntó nuestro guía mientras bordeábamos la costa desde Sorrento — entrecerré los ojos por la ventana del bus y sí, esas islas parecían flotar en el mar. La carretera daba tantas vueltas que casi se me sale el café de la taza. Alguien detrás empezó a tararear canciones italianas (sin disimulo), y por un momento me olvidé por completo del móvil. El aire olía a sal marina, mezclado con ese toque cítrico a limón tan típico de aquí. Nuestro grupo pequeño no paraba de señalar casas aferradas a los acantilados — ¿cómo harán para subir la compra?
En Positano, salimos a calles empinadas llenas de buganvillas y tendederos. La iglesia de Santa Maria Assunta estaba más fresca de lo que esperaba — con azulejos en el suelo y destellos dorados en el techo. Intenté decir “maiólica” como la guía, pero seguro lo dije mal; ella sonrió igual. Tuvimos tiempo para un pastelito antes de tomar el barco hacia Amalfi. Ese paseo en barco: la brisa marina en los brazos, el viento en el pelo, alguien riendo mientras una gaviota le robaba un snack. No dura mucho, pero se queda en la memoria.
Amalfi se sentía más animada — niños jugando al fútbol cerca de las escaleras de la catedral mientras turistas equilibraban conos de helado y cámaras. Nuestro guía se ofreció a ayudar con las entradas si queríamos entrar (yo sí). Los mosaicos brillaban con la luz de la mañana; me quedé más tiempo del planeado. Ravello fue el último destino — más tranquilo, casi de ensueño después de tanto ruido y color. Paseamos por callejuelas estrechas, pasando por tiendas de cerámica y viejos jugando a las cartas en las terrazas de los cafés. Los jardines de Villa Rufolo estaban abiertos; me senté en un banco de piedra mirando al mar hasta que llegó la hora de partir. A veces aún recuerdo esa vista cuando el ruido de casa me abruma.
La excursión dura alrededor de 8 horas, incluyendo traslados y paradas en cada pueblo.
Sí, de abril a octubre se incluye el traslado en barco, salvo que el clima no lo permita.
No, las entradas no están incluidas, pero el guía puede ayudarte a comprarlas si quieres visitar el interior.
El grupo tiene un máximo de 21 personas para esta excursión.
No hay recogida en hotel; el punto de encuentro está en el centro de Sorrento.
No se incluye almuerzo, pero tendrás tiempo libre en cada pueblo para comer donde prefieras.
Si el clima es malo entre abril y octubre, el traslado en barco se reemplaza por transporte por carretera.
Sí; los bebés pueden ir en cochecito, pero deben ir en el regazo de un adulto durante los traslados.
Tu día incluye transporte ida y vuelta en vehículo con aire acondicionado desde un punto céntrico en Sorrento (sin recogida en hotel), comentarios guiados por un guía local oficial (a veces multilingüe), ambiente de grupo pequeño con máximo 21 personas, tiempo libre en Positano, Amalfi y Ravello para explorar o comer a tu ritmo, además de un traslado en barco de temporada de Positano a Amalfi cuando el clima lo permite (abril–octubre). No incluye entradas ni comidas, pero el guía te dará consejos y ayuda con las entradas antes de regresar a Sorrento por la tarde.
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