Recorre el laberinto del casco antiguo de Bari en un moderno rickshaw con guía local que conoce cada rincón. Descubre cómo se hace la pasta fresca en callejones escondidos, visita lugares emblemáticos como el Castillo Normando-Suevo y la Basílica de San Nicolás, y termina con un helado artesanal. Es un paseo animado, auténtico y te deja con ganas de quedarte un rato más.
“En Bari decimos que el mar es nuestro reloj”, nos dijo Paola, nuestra guía, mientras se acomodaba las gafas de sol y nos invitaba a subir al rickshaw. Al principio no entendí la frase, pero cobró sentido en cuanto pasamos junto al Castillo Normando-Suevo: el aire olía a sal y el tiempo parecía ir más despacio aquí. El rickshaw era sorprendentemente cómodo (mis rodillas agradecieron no pisar los adoquines) y Paola saludó en dialecto a un pescadero al pasar por el mercado. Se colaba un aroma a algo frito—¿anchoas, tal vez?—y risas que salían de un callejón estrecho.
Nos fuimos colando entre calles donde la ropa tendida ondeaba como banderas. Paramos frente a una puerta donde dos señoras daban forma a orecchiette sobre tablas de madera. Paola me animó a pronunciar “cavatelli” bien—lo intenté, fallé, y todos nos reímos (yo el primero). Ver cómo hacen la pasta ahí mismo te abre el apetito, aunque acabes de desayunar. El verdadero protagonista aquí es el tour en rickshaw por Bari, pero la verdad es que se siente más como pasear con amigos de toda la vida que como una visita guiada formal.
La Basílica de San Nicolás parecía de otro mundo bajo la luz de la mañana—piedra blanca brillando contra el cielo azul. No entramos mucho rato (Paola nos avisó que empezaba la misa), pero nos señaló un detalle tallado en la puerta que yo jamás habría visto. Después, la Piazza del Ferrarese, llena de gente discutiendo suavemente entre cafés. El broche final fue el helado—una copita de pistacho que era fría y cálida a la vez (aunque suene raro). Sentado allí, con los dedos pegajosos y el sol en la cara, pensé: por esto viajo. Todavía sueño con ese gelato.
El tour dura aproximadamente 1 hora y 30 minutos.
Sí, todas las zonas y medios de transporte son accesibles para sillas de ruedas.
Visitarás el Castillo Normando-Suevo, la Piazza del Ferrarese, la Basílica de San Nicolás y callejones tradicionales donde los locales preparan pasta.
Sí, durante el tour se incluye una degustación de helado artesanal o focaccia.
Sí, los bebés pueden participar; hay asientos especiales y también pueden ir en el regazo de un adulto.
En cada rickshaw pueden ir hasta tres adultos o dos adultos y un niño (hasta 10 años).
Sí, el tour lo realiza un guía local experto y multilingüe.
Sí, los animales de asistencia están permitidos durante el tour.
Tu experiencia incluye un recorrido de 1,5 horas en rickshaw ecológico por el centro de Bari, acompañado de un guía local experto y multilingüe. Disfrutarás de una degustación de helado artesanal o focaccia; además, tendrás Wi-Fi gratis y servicio de consigna para que explores sin preocupaciones estas calles históricas.
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