Te sumergirás en las aguas cristalinas y glaciares de Silfra con traje seco, guiado por un instructor PADI local que conoce cada grieta de esta famosa fisura. Siente el frío silencio entre placas tectónicas, haz la foto clásica tocando dos continentes y luego cálmate con un chocolate caliente antes de volver a Reikiavik. Es curioso lo tranquilo que se siente todo — seguro que esa luz azul te acompaña mucho tiempo después.
No esperaba que el agua de Silfra supiera tan limpia — como agua de deshielo, pero con un toque más intenso. Nuestro guía, Jonas, se rió cuando intenté describirlo a través del regulador. Esa mañana habíamos salido de Reikiavik, medio dormidos y con demasiadas capas de ropa. La furgoneta estaba lo suficientemente calentita para que me quitara los guantes y simplemente escuchara a Jonas explicar cómo las placas de Norteamérica y Eurasia se separan justo bajo nuestros pies. Ya había leído sobre esta fisura, pero estar allí viendo cómo la luz del sol bailaba en la superficie lo hacía sentir menos como una clase de geología y más como un sueño raro que puedes tocar.
El traje seco se sentía raro al principio — no voy a mentir, necesitaba ayuda para ajustar la capucha. Pero Jonas fue paciente (seguro que ve a gente luchando con esto todos los días). La caminata hasta el punto de entrada duró solo unos minutos; podía oler la piedra fría y algo casi metálico en el aire. Cuando finalmente nos metimos en Silfra, reinaba el silencio salvo por las burbujas y el extraño eco de mi propia respiración. La visibilidad es impresionante — miras hacia abajo y ves rocas tan nítidas como cristal, con una luz azul que atraviesa todo. En un momento, Jonas señaló dónde se pueden tocar las dos placas tectónicas a la vez — logré hacer una foto torpe con los guantes gruesos puestos.
Navegamos por lugares con nombres como Catedral de Silfra y Sala Silfra (aún pienso en esa luz azul verdosa de la Catedral). Es difícil explicar lo tranquilo que se siente bajo el agua aquí — no es un silencio aterrador, sino una paz que no esperaba. Después, ya en la furgoneta calentita con chocolate caliente y galletas (que supieron mucho mejor de lo que deberían), todos estábamos un poco atontados pero felices. Hay algo especial en hacer una excursión desde Reikiavik que te sumerge en otro mundo por un par de horas — para luego devolverte a la vida normal.
La parte de buceo dura entre 30 y 45 minutos, más el tiempo para equiparse y la charla previa.
Sí, la recogida y vuelta al hotel en el centro de Reikiavik están incluidas si das tus datos al reservar.
Debes tener al menos certificación PADI Open Water y de traje seco o equivalente para participar.
Incluye todo el equipo necesario: traje seco, ropa térmica, máscara, aletas y chocolate caliente después del buceo.
El agua es glaciar, muy fría todo el año, pero el traje seco te mantiene caliente y seco por dentro.
Sí, hay un punto donde puedes tocar las placas de Norteamérica y Eurasia a la vez (ideal para la foto).
No incluye almuerzo completo, pero sí chocolate caliente y galletas tras la inmersión.
Los grupos son pequeños — máximo tres buceadores por guía para mayor seguridad y comodidad.
Tu día incluye recogida en hotel en Reikiavik (o encuentro en la terminal de autobuses BSI si prefieres), todo el equipo de buceo con traje seco y ropa térmica, entrada a Silfra, guía certificado PADI que te ayudará con el equipo y las indicaciones de seguridad, uso de una furgoneta calentita para cambiarte antes y después del buceo, además de chocolate caliente y galletas para entrar en calor antes de volver a la ciudad.
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