Entra al único museo de auroras de Reykjavik para conocer historias y ciencia, luego ponte un casco VR para verlas bailar sobre ti. Prueba exhibiciones interactivas, disfruta un timelapse en 4K y recibe consejos prácticos antes de salir — seguro que esos colores te acompañarán mucho tiempo.
Salimos de la ventosa calle del puerto Grandi y entramos en Aurora Reykjavík, y la verdad fue como entrar en otro mundo — cálido, con luz tenue, verdes y morados suaves que danzaban en las paredes. Se escuchaba un murmullo de voces (creo que en islandés) y el suave roce de botas en el suelo. Nuestra guía, Sigrún, nos sonrió y nos llevó a un muro lleno de leyendas antiguas sobre las auroras — historias sámi, relatos inuit, incluso algo sobre zorros que esparcen chispas en el cielo. Intenté pronunciar “revontulet” (aurora en finlandés), pero Sigrún solo sonrió y dijo que estaba bastante cerca. No sé si lo decía en serio.
La parte científica me sorprendió para bien. Tenían pantallas interactivas donde podías girar perillas para ver cómo chocan las partículas en la atmósfera — es extrañamente adictivo. El aire olía a suéteres de lana y café, que venía de algún lugar detrás del mostrador. Vimos una película en 4K en su pequeño cine — treinta minutos de cielos islandeses iluminándose y apagándose. En un momento, alguien detrás mío susurró un “wow” tan bajito que casi no lo escucho. Me dieron aún más ganas de ver la aurora real.
No estaba seguro de probar la VR (me mareo a veces), pero me animé. Te pones unas gafas y de repente estás en un campo helado con cintas verdes bailando justo sobre tu cabeza — sinceramente, se me aceleró el corazón un poco. Luego nos quedamos jugando con su simulador de fotos, intentando capturar esa aurora falsa perfecta. Sigrún nos dio consejos para leer pronósticos (“las nubes son tu enemigo”, dijo) antes de salir de nuevo al frío de Reykjavik sintiéndonos… no expertos, pero sí con más esperanza.
Sí, es para todas las edades y las exhibiciones son interactivas; se puede entrar con cochecitos de bebé.
En el distrito del puerto Grandi de Reykjavik, fácil de llegar en transporte público o caminando desde el centro.
La mayoría pasa entre 1 y 2 horas explorando el museo, viendo la película o probando la VR.
Sí, todas las áreas y baños son accesibles; también hay transporte accesible cerca.
Sí, el personal ofrece consejos prácticos para leer pronósticos y ajustar la cámara para cazar auroras.
Principalmente inglés e islandés; la información escrita está en varios idiomas.
Hay café en recepción, pero no hay cafetería o restaurante completo dentro.
La entrada cubre todas las exhibiciones, la película y la experiencia VR; no hay cargos adicionales.
Tu día incluye entrada a Aurora Reykjavík con acceso a todas las exhibiciones multimedia, mitos de culturas árticas, proyección de película en 4K de auroras, actividades científicas interactivas, uso del primer casco VR de auroras del mundo y consejos expertos para que aprendas a ver o fotografiar la aurora antes de irte.
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