Saldrás de Reikiavik con un grupo pequeño y un guía local, sentirás la bruma en la cascada Seljalandsfoss y pisarás la arena negra de Reynisfjara. Te calentarás con un almuerzo en Vík antes de acercarte a la superficie helada del glaciar Sólheimajökull—sin necesidad de caminar sobre el hielo. Un día lleno de clima salvaje, caras nuevas y paisajes islandeses que recordarás mucho tiempo después de secarte.
“No intentéis esquivar las olas aquí—de verdad,” nos dijo nuestro conductor Jón, medio sonriendo mientras avanzábamos hacia la playa de Reynisfjara. Ya nos había avisado dos veces sobre las olas traicioneras, pero supongo que notó que éramos de ciudad. El viento era cortante, con ese olor salado que se te queda pegado a la chaqueta. Esa misma mañana en Reikiavik, apenas desperté y Jón ya me saludaba por mi nombre al recogernos—de alguna forma recordaba a todos. Eso se agradece, la verdad.
El viaje hacia el sur fue casi hipnótico—praderas de ovejas pasando rápido por la ventana, y de repente esas formas volcánicas salvajes a un lado y las islas Vestman flotando a lo lejos al otro. En la cascada Seljalandsfoss la oyes antes de verla—un rugido potente tras una cortina de musgo verde. Nos pusimos los impermeables (Jón llevaba de sobra para quien los olvidara) y caminamos por detrás de la cascada. La bruma me golpeó la cara con tanta fuerza que se me empañaron las gafas. No esperaba que se sintiera tan fría y viva allá atrás. Alguien resbaló en una roca y se echó a reír; a nadie le importó mojarse.
Después paramos en Skógafoss—tanta agua cayendo que parecía irreal—y luego en Vík para comer. El café estaba calentito y olía a pan recién hecho. Intenté pronunciar “rúgbrauð” (pan negro de centeno), y Li, de Singapur, se rió tanto que casi se le cae la sopa. Hay algo especial en compartir comida con desconocidos cuando todavía estás mojado por las cascadas—hace que todo sea más fácil.
Cuando llegamos al glaciar Sólheimajökull, las nubes bajas y grises ya cubrían el hielo. No hicimos senderismo sobre el glaciar (no está incluido en este tour), pero Jón nos señaló las vetas de ceniza volcánica atrapadas en el hielo azul-blanco. Nos contó historias de erupciones antiguas mientras temblábamos un poco, viendo cómo pequeños arroyos de agua derretida se escurrían hacia ninguna parte. De vuelta a Reikiavik, no podía dejar de pensar en ese instante detrás de Seljalandsfoss—el sonido del agua por todas partes y nada más durante un par de segundos.
El tour dura todo el día, con recogida temprano por la mañana y regreso por la noche a Reikiavik.
No, el almuerzo no está incluido, pero hay una parada en Vík donde puedes comprar comida.
Sí, si el clima lo permite, puedes caminar detrás de Seljalandsfoss durante el tour.
No, este tour solo se detiene cerca del glaciar para verlo, no para caminar sobre él.
Sí, la recogida y el regreso se hacen en puntos designados dentro de Reikiavik.
Vístete con ropa abrigada e impermeable porque el clima cambia rápido; se recomienda chaqueta de lluvia.
Los niños pueden unirse si van acompañados por un adulto; no se recomienda para bebés menores de 3 años por la duración.
Tu día incluye transporte cómodo en minibús con Wi-Fi, comentarios en vivo de tu guía Jón (o alguien igual de amable), todos los impuestos y entradas incluidos, además de recogida y regreso en puntos establecidos de Reikiavik—solo lleva dinero para el almuerzo y quizás un par de calcetines extra por si te mojas cerca de las cascadas.
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