Sentirás la fuerza salvaje de Islandia en este tour en grupo pequeño por el Círculo Dorado desde Reykjavik: párate entre continentes en Thingvellir, prueba tomates en Fridheimar, conoce de cerca a los caballos islandeses y mira cómo Strokkur entra en erupción mientras la bruma te roza la cara. Hay calor tanto en el invernadero como en las historias locales — una experiencia que perdura.
Para ser sincero, pensé que el Círculo Dorado estaría lleno de gente o sería apresurado, pero nuestro tour en grupo pequeño desde Reykjavik me sorprendió. Salimos temprano (la recogida fue fácil, sin estrés) y pronto estábamos recorriendo esos amplios campos cubiertos de musgo con vapor elevándose a lo lejos. Nuestra guía, Sigrún, tenía un humor seco que hacía que hasta la parte de geología se quedara grabada. Nos señaló dónde las placas euroasiática y norteamericana se separan en Thingvellir. Sentí el viento más frío allí — es impresionante estar parado sobre tierra que literalmente se está partiendo.
El géiser Strokkur fue lo siguiente. Había visto fotos, pero no esperaba el sonido — como un trago profundo antes de que el agua saliera disparada, casi le quitó el sombrero a un hombre (él se rió). El aire olía un poco a huevo, que Sigrún llamó “el perfume islandés”. Tuvimos tiempo para tomar un café y ver varias erupciones antes de seguir. La cascada Gullfoss sonaba más fuerte de lo que imaginaba; el rocío me salpicó la cara, y el sol se coló entre la niebla por un instante. Esa vista aún me viene a la mente.
La granja Fridheimar fue, sin duda, mi parte favorita de este día en el Círculo Dorado desde Reykjavik. Dentro del invernadero se siente cálido aunque afuera haga frío — vides de tomate por todas partes y abejas zumbando tranquilas arriba. Probamos sopa fresca de tomate (nunca pensé que extrañaría los tomates en Islandia), y Li se rió cuando intenté decir “takk fyrir” para agradecerle por el pan. Después llegaron los caballos islandeses: más pequeños de lo que esperaba pero con una mirada orgullosa y crines despeinadas. Hubo un pequeño show donde mostraron su paso tölt — uno se acercó a mi bolsillo buscando snacks (no tenía, lo siento amigo). Todo fue muy relajado; nadie nos apuró.
También paramos en el cráter Kerið — tierra roja contra agua azul, silencio salvo por el crujir de la grava bajo las botas. Ya por la tarde regresamos a Reykjavik, cansados pero con esa sensación de paz que da pasar el día al aire libre. Si buscas algo tranquilo pero auténtico, con tiempo para explorar y saborear (literalmente), este es tu tour.
Es una excursión de día completo desde Reykjavik con paradas en Thingvellir, la cascada Gullfoss, el géiser Strokkur, el cráter Kerið, la granja Fridheimar y el show de caballos.
Sí, incluye recogida y regreso a hoteles seleccionados o paradas oficiales en el centro de Reykjavik.
Se incluye degustación de tomates frescos en el invernadero; si tienes hambre, puedes comprar más comida allí.
Sí, hay un show en la granja donde puedes ver de cerca a los caballos islandeses.
Sí, opera bajo cualquier condición climática; se recomienda vestir ropa adecuada.
Los pasajeros de crucero pueden unirse proporcionando los datos del barco al reservar: nombre, hora de llegada y de embarque.
El tour es apto para todos los niveles físicos según la información proporcionada.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel en Reykjavik, entrada a los principales sitios del Círculo Dorado como Thingvellir y la cascada Gullfoss, visita al invernadero de Fridheimar con degustación de tomates y un show de caballos islandeses en la granja antes de volver cómodamente por la tarde.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?