Si quieres entender de verdad el Templo Dorado de Amritsar, no solo verlo, este tour te da acceso exclusivo y relatos que no encontrarás en ninguna guía. Caminarás descalzo sobre mármol frío, probarás prasad fresco y verás cómo las tradiciones sij cobran vida cada día. No es solo una visita, es una experiencia que te acompaña para siempre.
Al entrar en el complejo del Templo Dorado justo después del amanecer, sentí el fresco mármol bajo mis pies y un leve aroma a incienso flotando en el aire de la mañana. Nuestro guía, Jaspreet, nos recibió en la entrada principal; ha vivido en Amritsar toda su vida y parecía conocer cada rincón. De inmediato nos señaló cómo el oro brilla distinto según avanza el sol, y noté cómo los locales mojan sus manos en el sarovar (el estanque sagrado) antes de entrar.
Nos detuvimos junto al Akal Takht, donde Jaspreet nos contó historias sobre su papel como el “trono del eterno”. Nos explicó cómo cada noche llevan aquí el Guru Granth Sahib, un detalle que sin él habría pasado por alto. El ambiente se llenaba con suaves cantos kirtan y el murmullo de la gente moviéndose por los pasillos. En un momento, un voluntario nos ofreció karah prasad dulce, recién salido de la cocina. Se deshacía en la boca dejando un toque de cardamomo.
Adentrándonos más en el complejo, pasamos junto a un árbol de jujube centenario. Jaspreet nos contó que los peregrinos creen que ha sido testigo de milagros; incluso nos mostró una pequeña placa escondida entre sus raíces. Caminamos junto a familias sentadas en silencio y hombres con turbantes azules barriendo el mármol. Más tarde, tuvimos la oportunidad única de ver el langar por dentro: la cocina gratuita más grande del mundo. El ruido de los platos de acero y el aroma del dal cocinándose quedó grabado en mi memoria. Desde un balcón alto, disfrutamos de una vista aérea del templo brillando bajo el sol del mediodía. Al salir, paramos junto a la estatua del Maharaja Ranjit Singh. Los niños jugaban cerca y alguien vendía chai de un termo gastado. Era la vida real, no solo un monumento.
¡Claro! El recorrido es accesible para cochecitos y todas las zonas son accesibles. A los niños les suele encantar ver la cocina y probar el prasad.
Sí, es obligatorio cubrirse la cabeza. En la entrada hay pañuelos disponibles si no llevas el tuyo.
La visita guiada suele durar entre 2 y 3 horas, según tu ritmo y el interés en cada zona.
Tu guía local compartirá historias y datos mientras exploras. Tendrás el bendito darshan del Guru Granth Sahib, agua embotellada para refrescarte, acceso exclusivo a la cocina y una vista aérea única del templo. Todo es accesible para sillas de ruedas y apto para todas las edades.
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