Si quieres sentir la adrenalina mientras caminas sobre jardines de té, esta aventura es para ti. Cinco puentes colgantes, guías expertos y aire de montaña—sin necesidad de experiencia previa.
Lo primero que me llamó la atención fue ese aroma intenso y terroso de las hojas de té en el aire de la mañana, que te despierta antes de empezar. Nos encontramos con el guía junto a un grupo de altos cedros deodara, justo donde comienzan los circuitos de cuerdas. Nos entregó arneses y cascos, revisando cada hebilla con una broma sobre sus propios tropiezos cuando aprendía. No hace falta experiencia, solo un poco de valentía y quizás manos firmes.
Cada puente se sentía distinto bajo los pies; algunos se movían más que otros, sobre todo el tercero que se balanceaba un poco cuando soplaba el viento. El corazón se acelera al caminar sobre las hileras verdes de arbustos de té que quedan abajo. El guía contaba historias locales, como que estas plantaciones datan de la época británica, y señalaba pajaritos que volaban entre las ramas. Al llegar al último puente, las palmas me sudaban pero no podía dejar de sonreír. No es solo cruzar, es ver Palampur desde lo alto, rodeado de aire puro y ese mar verde infinito.
¡Por supuesto! Todo el equipo de seguridad está incluido y los guías te acompañan en cada paso, incluso si es tu primera vez en un puente colgante.
Sí, el circuito es apto para casi todos los niveles físicos e incluso se permiten cochecitos para los más pequeños. Solo revisa las restricciones de salud antes.
Lo mejor es ropa cómoda y zapatos cerrados. El resto—casco, arnés y demás—te lo proporcionan en el lugar.
Recibirás todo el equipo de seguridad necesario y acceso a los cinco puentes colgantes únicos sobre las plantaciones de té. Los guías siempre están cerca para ayudarte o compartir alguna historia.
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