Recorrerás las calles vibrantes de Mylapore, descubrirás templos y iglesias antiguas con un guía local, probarás snacks típicos y verás Chennai con los ojos de quienes viven aquí, de cerca y sin filtros.
Son apenas las 8:30 am y las calles de Mylapore ya están llenas de vida. Antes de ver el gopuram del templo asomándose entre los techos, ya se sentía el aroma a jazmín de los puestos de flores. Nuestro guía, Arvind, nos llamó con la mano; ya había recogido un puñado de caléndulas frescas para el grupo. Nos metimos por callejones estrechos, esquivando scooters y alguna vaca suelta, pasando por casas antiguas con puertas azules desgastadas y pequeños kolams dibujados con tiza en los escalones. El Templo Kapaleeshwarar estaba vibrante: campanas sonando, sacerdotes cantando y mujeres con saris coloridos ofreciendo cocos. Arvind nos señaló tallados en los pilares que seguro me habría perdido solo, y nos contó cómo este lugar ha sido sagrado por siglos, mucho antes de que Chennai existiera.
Después seguimos por el bazar: filas de tiendas de seda con las persianas a medio levantar, joyerías que brillaban bajo las luces fluorescentes y vendedores de fruta anunciando precios en tamil. En un momento, un vendedor ambulante me ofreció una rodaja de guayaba con chile y sal; sinceramente, fue lo mejor que probé en toda la mañana. Entre tiendas de música y salas de kutcheri (si tienes suerte, escucharás fragmentos de música carnática), tomamos un auto-rickshaw para llegar rápido a la Iglesia San Thome. El aire adentro era fresco y tranquilo, un contraste total con el bullicio afuera. Al mediodía terminamos en Saravana Bhavan con crujientes dosas y un café filtrado bien fuerte. En solo tres horas se vive mucho, pero realmente sientes el pulso de Mylapore.
El recorrido es mayormente plano con varias paradas, aunque hay callejones estrechos y superficies irregulares. Si puedes caminar unas 3 horas a ritmo tranquilo, no tendrás problema.
Sí, todas las entradas y refrescos locales (como café y snacks) están incluidos en tu reserva.
Lo ideal es ropa ligera porque puede hacer calor incluso en la mañana. Zapatos cómodos son imprescindibles. También conviene llevar un pañuelo o chal para las visitas a templos.
Tu reserva incluye agua embotellada, todas las entradas, snacks locales (como dosas o vadas), tu guía amable durante todo el recorrido y, claro, el divertido paseo en auto-rickshaw.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?