En este tour privado por las ruinas mayas cruzarás fronteras y épocas: tocarás glifos detallados en Copan, pasearás entre monolitos gigantes en Quiriguá, compartirás risas con tu guía local y descansarás en un tranquilo pueblo hondureño. No es solo historia, es sentir esas historias ancestrales bajo tus pies.
Confieso que no esperaba que cruzar la frontera fuera toda una aventura. Salimos temprano de Antigua con una neblina matutina, las ventanas bajadas y el aire olía a café y tierra mojada. Nuestro guía, Jorge, se encargó de los trámites con una calma que yo no habría tenido ni de broma. Mientras avanzábamos por colinas verdes que parecían no acabar, nos contó historias de antiguas dinastías. Cruzar a Honduras fue casi sin esfuerzo: unos sellos, una revisión rápida y de repente estábamos en Copan. Las ruinas tenían esas caras talladas que te miraban desde las piedras; no paraba de pasar mis manos sobre los glifos frescos, preguntándome qué pensarían esos reyes si nos vieran asombrados en su ciudad.
La noche en el pueblo de Copan Ruinas fue más tranquila de lo que imaginaba. Había una pequeña plaza donde se juntaba la gente del lugar: niños jugando fútbol descalzos, alguien vendiendo pan dulce en una canasta. Intenté pedir tamales en español y la señora detrás del mostrador me corrigió con una sonrisa amable. La cama del hotel era tan cómoda que casi no recuerdo cómo me dormí, solo desperté con el canto de los pájaros y un café fuerte esperándome abajo.
El camino a Quiriguá duró más de lo que pensé, unas cuatro horas, pero el paisaje no dejaba de cambiar: plantaciones de banano, ríos turbios por la lluvia de la noche anterior. Cuando finalmente caminamos entre las enormes estelas de Quiriguá, la sensación fue distinta a Copan: más silencio, enredaderas que abrazaban las piedras y relatos que solo se escuchaban a medias. Jorge nos explicó cómo este lugar alguna vez rivalizó en poder con Copan. Las piedras aquí son más altas de lo que imaginas; estar junto a ellas me hizo sentir pequeño, pero de una forma especial. De regreso a Ciudad de Guatemala, vi los campos pasar rápido y traté de imaginar todos esos siglos enterrados bajo nuestros pies. Aún hoy siento como si las voces antiguas susurraran entre los árboles.
Sí, recogemos en hoteles de Ciudad de Guatemala o Antigua.
Sí, es obligatorio llevar pasaporte válido para cruzar a Honduras.
El trayecto por carretera dura unas 4 horas en cada sentido entre Copan Ruinas y Quiriguá.
Sí, el precio del tour incluye las entradas a Copan Ruinas y Quiriguá.
Sí, pasarás una noche en un hotel cómodo en Copan Ruinas tras la visita.
No se menciona almuerzo; el segundo día hay desayuno en el hotel.
Sí, Honduras pide prueba negativa de test rápido de COVID al cruzar la frontera.
Tu viaje incluye transporte privado con recogida en hoteles de Ciudad de Guatemala o Antigua, agua embotellada durante ambos días, gestión de impuestos en la frontera Guatemala–Honduras, guía local certificado en cada sitio, y entradas a los parques arqueológicos de Copan Ruinas y Quiriguá antes de regresar tarde el segundo día.
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