Recorre el barrio Sololaki de Tbilisi con un guía local, probando khinkali, frijoles en barro, vino natural y chacha por callejones escondidos. Risas en la mesa, historias de iglesias antiguas y nueve degustaciones auténticas que te quedarán grabadas.
Confieso que no esperaba sentirme tan en casa en el casco antiguo de Tbilisi. Quizá fue la forma en que nuestro guía, Giorgi, nos recibió como si fuéramos viejos amigos, o tal vez el aroma a pan recién horneado que salía de alguna de esas pequeñas panaderías que pasarías de largo sin darte cuenta. Empezamos el tour gastronómico en Sololaki, recorriendo callejones empedrados donde los balcones se asoman sobre tu cabeza y los vecinos se saludan desde las ventanas. No parecía un tour, sino más bien acompañar a alguien que conoce cada atajo y rincón secreto para picar algo.
El primer bocado de khinkali —caliente, picante, con el jugo goteando por la muñeca (sin servilletas a la vista)— marcó el tono. Giorgi nos enseñó a comerlos sin desastre; yo fallé estrepitosamente y una señora mayor en la mesa de al lado se rió con ganas. En un momento nos detuvimos cerca del parlamento (creo que fue construido a finales de los años 30) y nos señaló cómo la arquitectura soviética convive con las fachadas art nouveau. La mezcla es alucinante. Entramos en una pequeña cafetería para probar frijoles cocinados en ollas de barro y sorbos de chacha que quemaban justo lo necesario para sacar una sonrisa. Hay algo en ese aroma fuerte a uva, un poco terroso, un poco peligroso si no tienes cuidado.
Cuando llegamos a la iglesia con esos frescos desgastados en el interior, ya estaba lleno pero con ganas de seguir descubriendo. Giorgi nos contó algunas historias de los santos mientras la luz del sol se colaba por los vitrales y dibujaba colores en el suelo. No recuerdo todos los detalles, pero sí lo tranquilo que se sentía ahí dentro, en contraste con el bullicio de la calle. Alguien me pasó una copa de vino natural (color ámbar, un poco turbio) y pensé: así debería sentirse viajar — despacio, sorprendente, lleno de pequeños momentos que no podrías planear aunque lo intentaras.
El tour incluye al menos nueve degustaciones de comida y bebida diferentes.
Sí, el almuerzo forma parte de la experiencia.
Sí, hay opciones vegetarianas disponibles si se solicitan con anticipación.
Sí, incluye bebidas alcohólicas como chacha y vino natural.
El tour se desarrolla principalmente en el histórico barrio Sololaki y el casco antiguo de Tbilisi.
No, no se menciona recogida; los participantes se encuentran en el punto de inicio en el casco antiguo.
Sí, pueden participar niños acompañados por un adulto; la edad mínima para beber es 18 años.
El recorrido a pie dura aproximadamente cuatro horas.
Tu día incluye al menos nueve degustaciones georgianas (como khinkali, frijoles en barro, ensalada de pollo), muchos snacks y un almuerzo con vino local o chacha. Un guía profesional te lleva por las callejuelas de Sololaki y comparte historias en cada parada — opciones vegetarianas disponibles si avisas con tiempo.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?