Recorrerás el Louvre con un guía privado que da vida a las leyendas griegas —Venus de Milo, Apolo, Artemisa— todo explicado con historias y detalles que jamás descubrirías por tu cuenta. Perfecto si te apasiona el arte o la mitología (o ambos) y quieres una mirada más profunda al museo más famoso de París.
Lo primero que notas al entrar al Louvre no son solo las multitudes, sino el silencio que se instala al cruzar seguridad y adentrarte en esos interminables pasillos de mármol. Nuestra guía, Sophie, nos esperaba justo junto a la pirámide de cristal (llevaba consigo un pequeño cuaderno azul lleno de bocetos). Nos condujo directamente a las galerías de la antigua Grecia, evitando toda la confusión habitual con las entradas y las filas.
Había visto fotos de la Venus de Milo antes, pero verla de cerca —su piel fría de piedra, la forma en que la gente se agrupa a su alrededor como si estuviera a punto de hablar— fue otra cosa. Sophie señaló un detalle que nunca había notado: la ligera torsión en su cintura, como si se estuviera girando para saludar a alguien. Luego pasamos junto a Artemisa; en el aire flotaba un tenue aroma a piedra antigua y cera. Sophie nos contó cómo Artemisa era a la vez feroz y protectora, una diosa para cazadores y lugares salvajes. Hay algo especial en escuchar estas historias mientras estás frente a estatuas que han sobrevivido siglos.
Nos detuvimos también junto a Apolo, el dios que inspiró al mismísimo Luis XIV. La luz del sol que entraba por una ventana alta iluminó sus rizos de mármol por un instante. Sophie compartió cómo los artistas volvieron una y otra vez a estos mitos en busca de inspiración, incluso colando pequeños guiños a la Ilíada de Homero o a Eros y Psique en sus pinturas. Incluso nos mostró un detalle oculto en un antiguo vaso: un pequeño búho posado detrás del escudo de Atenea. Es fácil pasarlo por alto si nadie te lo señala.
¡Sí! La guía adapta las historias para todas las edades y los cochecitos son bienvenidos en todo el museo.
Por supuesto, tus entradas están cubiertas para que puedas saltarte la fila principal y entrar directamente con tu guía.
Sí, todas las rutas son accesibles para sillas de ruedas y las opciones de transporte público cercanas también lo son.
La visita suele durar unas dos horas, pero tu guía puede ajustar el tiempo según tu ritmo o intereses.
Tu propio guía privado (que realmente domina el tema), entradas con acceso rápido al Louvre, además de rutas adaptadas para sillas de ruedas o cochecitos. ¡Todas las edades son bienvenidas!
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