Recorre las callejuelas de Montmartre con un guía local, escucha historias fascinantes de artistas y santos, conoce el Moulin Rouge de cerca, disfruta un croissant o pain au chocolat recién hecho y termina en lo alto de París en la Basílica del Sacré-Cœur con la ciudad a tus pies.
Lo primero que me llamó la atención al salir en Place des Abbesses fue ese aire diferente—quizá la mezcla de aromas a pan recién horneado y ese frío antiguo de las escaleras del metro. Nuestra guía, Camille, nos saludó con una sonrisa y, sorprendentemente, recordó todos nuestros nombres (yo apenas recordaba el mío después del vuelo). Empezó contándonos la historia de Saint Denis—la verdad es que es increíble, algo de cómo cargó su propia cabeza subiendo esta colina. No era lo que esperaba escuchar antes de tomar un café. La Muralla del Amor estaba a la vuelta de la esquina; es más pequeña de lo que imaginaba, pero ver “Te quiero” en tantos idiomas me sacó una sonrisa. Una pareja cerca intentaba encontrar su idioma y terminó riéndose de su propia pronunciación. Fue muy… parisino, en el mejor sentido.
Nos perdimos por calles estrechas donde casi cada edificio tenía una placa o una historia—Picasso vivió aquí, Dalida cantó allá. Camille nos señaló Le Bateau-Lavoir y nos explicó cómo Picasso cambió la historia del arte dentro de esas paredes. Hay algo especial en escuchar esas historias justo donde ocurrieron, que las hace inolvidables. El grupo se detuvo frente al busto de Dalida (sus ojos son casi demasiado intensos), y alguien intentó cantar una de sus canciones—mal, pero a nadie le importó. La luz cambiaba entre nublado y despejado, haciendo que La Maison Rose pareciera más un cuadro que un lugar real.
No esperaba encontrar un viñedo en París, pero ahí estaba—Clos Montmartre—escondido detrás de una reja de hierro, con las vides enredándose como si quisieran disimular que están en medio de la ciudad. Hicimos una pausa para un dulce (el croissant aún estaba tibio; ahora los del supermercado ya no me saben igual). Cuando llegamos a la Basílica del Sacré-Cœur, las piernas ya me pesaban, pero estar en esas escaleras mirando París desde arriba valió cada paso. Allí arriba era más tranquilo de lo que imaginaba—un poco de viento, alguien tocando “La Vie en Rose” en acordeón desde abajo. Sigo recordando esa vista cuando el ruido de casa me abruma.
El recorrido suele durar entre 2 y 3 horas, según el ritmo del grupo.
Sí, es adecuado para la mayoría, aunque incluye subidas y escaleras.
Visitarás la Basílica del Sacré-Cœur; la entrada es gratuita, pero el comentario guiado es fuera, salvo que se indique lo contrario.
Incluye un clásico croissant o pain au chocolat parisino como parte de la experiencia.
El tour es guiado en inglés por un experto local, salvo que se especifique otro idioma al reservar.
El punto de encuentro es Place des Abbesses, en Montmartre, París.
No, no hay recogida en hotel; los participantes se reúnen directamente en Place des Abbesses.
Tu paseo incluye guía local en grupo pequeño por los lugares clave de Montmartre como Moulin Rouge y la Basílica del Sacré-Cœur, además de un croissant o pain au chocolat recién hecho durante el recorrido.
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