Recorrerás pueblos de piedra dorada, conocerás a productores locales, degustarás ocho vinos únicos de Beaujolais —incluyendo espumosos— y descubrirás las historias reales detrás de cada copa. Esta excursión privada es tranquila pero llena de descubrimientos que no encontrarás por tu cuenta.
El trayecto desde Lyon duró apenas media hora, pero parecía que habíamos aterrizado en otro mundo: colinas ondulantes, viñedos por doquier y esos pueblos de piedra dorada que casi brillan cuando sale el sol. Nuestra guía, Claire, llamó a esta zona la “Pequeña Toscana francesa”, y la verdad, entiendo por qué. Paramos en Bagnols para echar un vistazo rápido: hay un mirador desde donde se ve todo el valle extendido a tus pies. El aire olía a tierra y flores silvestres; incluso a principios de primavera, hacía suficiente calor para pasear sin chaqueta.
Luego llegamos a Oingt, un pequeño pueblo medieval con callejuelas serpenteantes y casas de piedra amarilla. Oficialmente es uno de los pueblos más bonitos de Francia (Claire tenía la lista a mano), pero no se sentía nada turístico. Los artistas locales tienen pequeñas tiendas escondidas en rincones; compré una taza de cerámica hecha a mano de un hombre llamado Luc, que nos contó sobre su horno mientras curioseábamos. Mientras caminábamos, Claire nos explicó cómo el suelo y las colinas de Beaujolais hacen que sus vinos sean tan diferentes a otros de Francia.
¿Lo mejor? La cata en dos bodegas familiares. Primera parada: Beaujolais blanco espumoso y rosado, algo que nunca había probado antes. El enólogo nos enseñó a girar y oler el vino correctamente (siempre pensé que parecía ridículo haciéndolo). Aprendimos sobre las etiquetas francesas de vino: qué significa “cru” frente a “villages”. En la segunda bodega conocimos a Madame Girard, que nos guió por su bodega y explicó la “maceración semi-carbónica”: básicamente, recogen las uvas a mano y no las aplastan de inmediato. Se podía oler la levadura y la madera en el caveau mientras probábamos varios tintos; cada uno tenía su propia historia. De regreso a Lyon, todos íbamos en silencio, quizá disfrutando esa sensación relajada después del vino o contemplando cómo la luz se desvanecía sobre los viñedos.
¡Por supuesto! La guía explica todo paso a paso, desde lo básico de la cata hasta las clasificaciones del vino, así que no necesitas experiencia previa.
Sí, los niños son bienvenidos. Disponemos de asientos para bebés y espacio para cochecitos o sillas de paseo en la minivan.
Probarás ocho vinos diferentes en dos bodegas: variedades espumosas, blancas, rosadas y tintas de Beaujolais.
¡Sí! Hay paradas panorámicas en Bagnols y tiempo para pasear a tu ritmo por las calles de Oingt.
Tu excursión privada incluye transporte desde Lyon en una minivan Mercedes de lujo, visitas guiadas a Oingt y Bagnols, catas de ocho vinos en dos bodegas acogedoras (espumosos, blancos, rosados y tintos), además de muchas historias locales durante el camino. Si lo necesitas, hay asientos para bebés disponibles.
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