Recorre los pueblos más coloridos de Alsacia con un guía local que lidera tu grupo pequeño desde Colmar. Prueba vinos regionales en una bodega tradicional, pasea por calles empedradas en Eguisheim y Riquewihr, y disfruta las vistas de la fortaleza en Kayserberg. Todo conectado por caminos entre viñedos y charlas auténticas — te sentirás parte de todo en seguida.
Salimos de Colmar justo después de las nueve, el minivan rugía suavemente y las ventanas ya se empañaban por nuestras risas. Nuestra guía, Sophie, tenía ese acento alsaciano tan dulce — señaló las primeras filas de viñas a las afueras del pueblo, explicando cómo cada pueblo de la ruta del vino tiene su propia tradición. Me acerqué a la ventana mientras girábamos hacia Eguisheim. Las casas parecían sacadas de un cuento — entramados de madera, macetas con flores por todas partes, y un anciano barriendo la puerta que nos saludó como si hubiera visto cien grupos antes. Intenté pronunciar “Gewurztraminer” en voz baja (fallé), pero Sophie solo sonrió.
El camino entre pueblos parecía un cuadro — filas de viñas, a veces desordenadas, otras perfectamente alineadas. En Ribeauvillé y Riquewihr paseamos por calles empedradas donde los tenderos ya sacaban pasteles con un aroma suave a almendra. Hubo un momento en la bodega (aire fresco, paredes de piedra) cuando el enólogo nos sirvió una copa de pinot gris y nos contó que la cosecha del año pasado fue “un poco rebelde”. Se rió cuando mi amigo pidió otra copa; parece que aquí eso es normal. No sé si fue el vino o la luz entrando por esas viejas paredes, pero me sentí como en casa.
Kayserberg fue la última parada — su fortaleza se alzaba imponente como un guardián. El viento se levantó al cruzar el puente hacia el pueblo y la bufanda de alguien casi salió volando (Sophie la salvó). No tuvimos prisa; aquí nadie parece tenerla. De vuelta a Colmar, vi los viñedos pasar borrosos y pensé en cómo cada lugar tenía su propio sabor — no solo en el vino, sino en detalles: contraventanas azules en vez de rojas, risas que resonaban en callejones de piedra. Sigo recordando esa vista desde el puente de Kayserberg, de verdad.
El tour dura unas 8 horas, incluyendo los traslados entre pueblos.
Sí, se recoge a todos los pasajeros en su hotel o dirección dentro de Colmar.
Se visitan Eguisheim, Ribeauvillé, Riquewihr y Kayserberg.
Sí, hay una sesión de cata en una bodega típica local durante el recorrido.
El grupo está limitado a 7 personas por minivan para una experiencia más cercana.
No se incluye almuerzo, pero hay opciones para comprar comida en los pueblos visitados.
Sí, los niños pueden participar si van acompañados por un adulto; hay asientos para bebés bajo petición.
Probarás variedades como Gewurztraminer, pinot gris, pinot blanc y otras típicas de Alsacia.
Tu día incluye recogida directa en tu hotel o dirección en Colmar en un minivan con aire acondicionado y agua embotellada durante todo el recorrido. Un guía local experto te lleva por cuatro pueblos distintos de Alsacia a lo largo de la ruta del vino, con tiempo suficiente para explorar cada parada. La experiencia también incluye una auténtica cata en una bodega regional tradicional antes de regresar cómodamente a Colmar por la tarde.
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