Recibirás clases auténticas de surf con locales que viven y respiran este deporte. No se trata solo de pararte en la tabla, sino de empaparte del ambiente, aprender de quienes conocen cada ola y llevarte una historia (y tal vez los brazos adoloridos).
El aire salado me golpeó en cuanto pisé la arena; siempre hay esa mezcla sutil de protector solar y brisa marina aquí, justo en el límite entre Venice y Santa Monica. Nuestro instructor, Jamie, nos recibió descalzo, con la tabla bajo el brazo y una sonrisa de oreja a oreja. Repartió los trajes de neopreno junto a la torre de salvavidas (la azul, por si la buscas), y de fondo alguien tocaba la guitarra. La playa estaba animada pero no llena, solo algunos madrugadores estirándose y un par de locales corriendo con sus perros.
Empezamos en la arena, con las tablas alineadas como fichas de dominó gigantes. Jamie nos explicó lo básico: cómo identificar una ola segura, qué hacer si te caes (créeme, pasa mucho), y por qué siempre hay que saludar a los surfistas habituales. Nos enseñó a ponernos de pie en la tabla y practicamos hasta que mis brazos dijeron basta. El sol ya calentaba mi espalda, pero el Pacífico seguía frío.
Al meternos al agua, todo cambió. Ese primer choque frío te despierta al instante. Jamie se quedó cerca, dándonos consejos entre el sonido de las olas; tiene una manera de hacerte sentir que perteneces ahí, aunque al principio estés más bien torpe. Logré pararme dos veces (bueno, una y media), y cuando finalmente agarré una ola de verdad, escuché a alguien animando desde la orilla, seguro otro instructor. Al final, estaba lleno de arena, cansado y, para ser sincero, no quería que terminara.
¡Para nada! Esta clase es para principiantes totales. El instructor te explica todo lo básico antes de entrar al agua.
Solo tu traje de baño y protector solar. Todo el equipo —tabla, neopreno— está incluido. Incluso te darán agua y un pequeño recuerdo.
El lugar tiene fondo de arena y olas suaves, perfecto para aprender. Pero debes sentirte cómodo en el agua y saber nadar.
Hay baños públicos y duchas al aire libre a pocos pasos del punto donde empieza la clase.
Incluye tabla, traje de neopreno y un instructor amigable. También te darán protector solar, agua y un pequeño recuerdo—solo llega con ganas de probar algo nuevo.
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