Sube a los cable cars de San Francisco en Nob Hill, recorre los murales de Hayes Valley, almuerza en Haight-Ashbury y termina doblando galletas de la fortuna en el Barrio Chino, todo con un guía local que conoce cada atajo y historia. Risas, vistas únicas y mucho caminar para ganarte la cena.
El día arrancó en el Embarcadero, donde Sam, nuestro guía, ya nos saludaba junto a un músico callejero tocando algo que parecía jazz, aunque no estaba seguro. Nos subimos al cable car (todavía no puedo creer lo empinado que es Nob Hill hasta que te agarras fuerte) y Sam nos señaló unas mansiones antiguas que nunca había visto. La ciudad desde ahí arriba parecía otra, como si se estuviera luciendo solo para nosotros. En el Museo del Cable Car se escuchaba el ruido de las máquinas bajo nuestros pies; no esperaba que me interesaran cables y poleas, pero verlas girar es casi hipnótico.
Entramos al Ayuntamiento (el mármol por dentro se siente frío si te apoyas, un detalle que noté mientras Sam nos contaba sobre protestas que ocurrieron justo en esas escaleras). Hayes Valley estaba lleno de murales coloridos y gente paseando perritos diminutos con suéteres. Tomamos café en un lugar donde la barista tenía el pelo morado y no se inmutó cuando pedí leche de avena. El Castro se sentía vivo incluso a media mañana: banderas arcoíris por todos lados, alguien cantando frente a una panadería. Después, en Dolores Park, la gente estaba tirada en mantas, y desde ahí tienes una vista del centro que te sorprende sin que te des cuenta.
Ya estaba hambriento cuando llegamos a Haight-Ashbury (esa caminata no es broma), así que paramos a almorzar; sin querer pedí algo vegano, pero estaba buenísimo. Luego vimos las Painted Ladies; las había visto en fotos, pero estar ahí con la ciudad de fondo se siente distinto, más tranquilo. Lombard Street estaba llena de gente sacando fotos, pero nuestro grupo se reía de cómo todos buscaban la “foto perfecta”—yo me rendí después de tres intentos. North Beach olía a espresso y pan de ajo a las 3 de la tarde. Cuando llegamos al Barrio Chino, ya me dolían los pies, pero Sam nos llevó por un callejón a una tienda de galletas de la fortuna donde nos dejaron hacer las nuestras (la mía se rompió, claro). Este tour de día completo por San Francisco se sintió menos como tachar lugares y más como descubrir secretos de la ciudad.
El tour dura todo el día, con unos 6-8 km de caminata más los trayectos en transporte.
No, el almuerzo no está incluido, pero hay una pausa en Haight-Ashbury para que elijas qué comer.
Sí, incluye dos viajes en cable car y uno en tranvía histórico, si es posible.
Todos los viajes en metro están incluidos durante el día (valor aproximado de 20 dólares).
No hay recogida en hotel; el punto de encuentro es cerca del Embarcadero en el centro.
Se caminan entre 6 y 8 kilómetros, con varias colinas y escaleras durante el día.
No se recomienda para niños menores de 12 años.
Sí, el tour termina explorando el Barrio Chino con una parada en una fábrica de galletas de la fortuna.
Tu día incluye todos los billetes de metro (dos viajes en cable car y uno en tranvía histórico), guía local experto que comparte historias en cada ruta, entrada al Ayuntamiento o al Museo del Cable Car según el horario, y muchas paradas para café o fotos en barrios como Nob Hill, Castro, Haight-Ashbury, North Beach y Barrio Chino, terminando al final de la tarde.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?