Relájate en un tiki bar flotante en Key Largo con música y bebidas frías mientras navegas por aguas turquesa al atardecer. Puedes nadar o simplemente ver pelícanos pasar mientras el capitán local cuenta historias. El ambiente es tranquilo — y es probable que los desconocidos se vuelvan amigos antes de regresar.
Antes de sentarme ya me habían pasado un vaso Solo — así empezó nuestro crucero al atardecer. El barco tiki se mecía suavemente en el muelle de Key Largo, y nuestro capitán (Mike, con una sonrisa quemada por el sol) ya tenía lista la playlist de Jimmy Buffett en el iPad. Éramos seis, más Mike, todos desconocidos al principio, pero no se sentía raro. Quizá era el aire salado mezclado con el aroma a bloqueador de coco o simplemente que estábamos literalmente sentados en un bar flotante con forma de enorme choza tiki. No podía dejar de mirar el agua, ese azul verdoso tan característico de los Cayos de Florida.
Navegamos más allá de unos manglares mientras Mike señalaba un pelícano posado en una boya — “Este es su territorio,” bromeó. Alguien preguntó si podíamos nadar y de repente Mike lanzó una gran balsa inflable (“Flip and Float”, la llamó) y ahí estábamos, chapoteando con chalecos salvavidas puestos, riéndonos de quién hacía el peor clavado. El agua estaba tibia pero te despertaba; al subir de nuevo sentí el olor a protector solar y el frío del agua embotellada en el YETI. La música era para todos los gustos — una pareja puso Motown clásico, luego cambiamos a country. Nadie discutió.
No esperaba ver delfines (y la verdad no vimos), pero ver el cielo tornarse rosa detrás de las palmeras fue suficiente para mí. Mike sirvió shots para quien quiso — hay algo llamado ShotSKI donde todos toman juntos, más difícil de lo que parece con el vaivén suave del mar. Hablamos de todo y nada: los mejores lugares para comer mariscos, lo extraño que se pone el silencio justo antes del atardecer aquí. Aún recuerdo ese momento en que todos nos quedamos callados un minuto mientras el sol bajaba — no era un silencio incómodo, sino puro relax.
El barco tiki tiene capacidad para 6 pasajeros por crucero.
Sí, hay paradas para nadar con balsas y chalecos salvavidas incluidos.
Incluyen agua embotellada; puedes traer tus propias bebidas para guardar en el cooler YETI a bordo.
Sí, la música se transmite desde un iPad con varias listas para elegir durante el paseo.
Sí, niños y bebés son bienvenidos; hay chalecos salvavidas para todas las edades.
Sí, el tiki bar flotante es accesible para personas en silla de ruedas.
Puedes reservar viajes privados o compartir con otros grupos según disponibilidad.
Sí, los animales de servicio están permitidos durante el tour.
Tu experiencia incluye uso de la balsa Flip and Float para nadar, un iPad con tu música favorita, chalecos salvavidas para todos, incluso niños y bebés, un cooler YETI con hielo y agua embotellada (y abridores si traes vino), vasos Solo para las bebidas, y hasta una tabla ShotSKI para animar el ambiente antes de regresar tras el atardecer.
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