Despega en helicóptero desde Las Vegas con un grupo pequeño y piloto local, sobrevolando el lago Mead y la presa Hoover antes de descender al Gran Cañón para un brindis con champán en un acantilado privado. Disfruta de las vistas infinitas antes de regresar volando sobre el Strip al atardecer, una experiencia que no olvidarás.
No esperaba que mi corazón empezara a latir tan fuerte antes de despegar en Las Vegas. La van nos recogió justo frente al hotel —yo aún terminaba mi café, para ser sincero— y cuando llegamos al helipuerto, ya había conocido a dos parejas de Texas y a un chico de Seúl que no paraba de revisar nervioso las baterías de su cámara. Nuestra piloto, Jamie, tenía esa voz tranquila que necesitas cuando vas a confiarle la vida a alguien a 3,000 pies de altura. Nos dio una rápida explicación (me sorprendió lo mucho que bromeaba sobre su “mala lista de canciones” para los auriculares), y de repente ya estábamos despegando sobre las luces de la ciudad.
La palabra clave aquí es tour en helicóptero al Gran Cañón desde Las Vegas, pero nada se sintió como un tour típico. Al pasar el azul verdoso del lago Mead y sobrevolar la presa Hoover (que desde arriba parecía casi un juguete), Jamie señaló Fortification Hill. El sol le daba justo en el ángulo perfecto y brillaba con un tono cobre rojizo. Recuerdo el silencio en los auriculares cuando todos vimos por primera vez el cañón abriéndose bajo nosotros. Mis manos se me humedecieron de los nervios sobre las rodillas. Luego vino ese descenso salvaje — bajando mucho más allá del borde hasta aterrizar en lo que Jamie llamó “el acantilado privado”. Está a solo 300 pies sobre el río Colorado, mucho más bajo que en la mayoría de los tours.
Confieso que no me importaba mucho el champán hasta que me lo sirvieron bajo una ramada de madera, con el viento seco del desierto soplando y solo paredes de cañón a kilómetros a la redonda. El snack era sencillo (fruta y galletas), pero todo sabía más intenso allá afuera —quizá porque la adrenalina aún no me había bajado. Jamie respondió todas las preguntas raras que le hicimos (“¿Alguien ha dejado caer el móvil al cañón?” — sí). Sacamos fotos, pero ninguna logró captar lo enorme y silencioso que se sentía ese lugar.
El regreso fue más tranquilo — salvo por Li (el chico de Seúl) que se reía cada vez que veía algo nuevo en el Strip mientras volábamos al atardecer. A veces aún pienso en esa vista: neones contra el crepúsculo del desierto, después de tanta inmensidad en el cañón. No es fácil explicarlo cuando te preguntan cómo fue tu excursión al Gran Cañón… así que sí, si reservas este tour, prepárate para tu propia versión de ese silencio.
La experiencia completa dura varias horas incluyendo la recogida; cada vuelo en helicóptero es de unos 45 minutos por trayecto.
Sí, incluye recogida y regreso al hotel; la recogida comienza unos 90 minutos antes del vuelo.
Sí, hay un aterrizaje privado en un acantilado a 300 pies sobre el río Colorado dentro del cañón.
Un brindis con champán y snacks ligeros bajo una ramada tradicional mientras disfrutas de las vistas del cañón.
Sí, ambos forman parte de la ruta aérea hacia y desde el West Rim del Gran Cañón.
Escucharás comentarios grabados a través de auriculares personales durante el vuelo.
Sí; pasajeros que pesen más de 136 kg (300 lbs) deben comprar un asiento extra por razones de equilibrio del avión.
No; debido al terreno irregular en el lugar de aterrizaje dentro del Gran Cañón, no se pueden acomodar sillas de ruedas.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel en Las Vegas, todos los impuestos y tasas, vuelos ida y vuelta en helicóptero Eco-Star con auriculares para comentarios personalizados, aterrizaje privado dentro del West Rim del Gran Cañón con brindis de champán y snacks bajo una ramada al estilo nativo americano, y regreso volando sobre el Strip al atardecer.
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