Prueba los platos favoritos de Georgetown en un grupo pequeño con un guía amigable que conoce todos los atajos. Degusta cuatro o cinco platillos (más un vino o Spritz), escucha historias de calles y casas famosas, y descubre detalles que solo un local te contaría. Ven con hambre, te irás con nuevos antojos y quizás hasta nuevos amigos.
Lo primero que me llamó la atención fue el ruido de platos en una ventana de una vieja deli — nada elegante, solo gente del barrio charlando en inglés y español. Nuestro guía, Jamie, nos hizo señas como si ya fuéramos amigos de toda la vida. Nunca había visto Georgetown así; es fácil distraerse con las casas de ladrillo y las tiendas modernas, pero ahí estábamos, siguiendo el aroma a pan recién horneado por una callejuela que nunca me había animado a explorar.
No teníamos prisa. Cada veinte minutos más o menos, Jamie nos hacía parar para probar algo nuevo — a veces de pie, otras apretados en una mesita pequeña. En un local indio probamos unas samosas que me dejaron las manos manchadas de cúrcuma (valió la pena), y Li se reía cuando intentaba pronunciar algún plato del menú. La palabra clave aquí es “tour gastronómico Georgetown”, pero en realidad se sentía más como pasear con alguien que conoce cada atajo y cada historia. En un momento pasamos por la antigua casa de Julia Child — Jamie solo señaló y sonrió, “Seguro que le habría encantado esta panadería.”
El clima era uno de esos atardeceres en D.C. donde el aire pesa pero hace que cada especia se sienta más intensa. Entre paradas nos refugiamos bajo toldos para escuchar sobre molinos de harina y fantasmas del canal (no sé si Jamie inventó lo último). El maridaje de vino en la tienda italiana fue sencillo pero perfecto después de tanto caminar — todavía recuerdo ese chorrito de aceite de oliva sobre la focaccia. Aprendes detalles pequeños: cómo se saludan los locales, qué panadería apoya a veteranos, por qué todos parecen tener su propio atajo por esos callejones.
Cuando terminamos el último bocado — algo dulce y desmenuzable de una panadería con temática militar — nadie tenía prisa por irse. La gente se quedó charlando, intercambiando recomendaciones para cenar aunque ya estábamos llenos. No fue perfecto; una bici que pasó por el camino del canal me salpicó los zapatos y seguro pronuncié mal la mitad de los platos. Pero, ¿sabes qué? Eso fue lo que hizo que el recuerdo quedara grabado.
El tour dura entre 2.5 y 3.5 horas.
Se recorren unos 2.5 km (1.5 millas) a un ritmo cómodo.
Sí, hay opciones vegetarianas; solo indícalo al reservar.
Sí, incluye un maridaje con vino o Spritz; también hay opciones sin alcohol.
Sí, el recorrido es accesible para sillas de ruedas.
Pasarás por una deli local, un restaurante indio, una tienda italiana y una panadería americana que apoya a veteranos.
Sí, se hace con cualquier clima; viste ropa adecuada para lluvia o calor.
Sí, es obligatorio mostrar una identificación con foto válida para consumir alcohol.
Tu tarde incluye cuatro o cinco degustaciones generosas en diferentes locales de Georgetown más un maridaje con vino o Spritz (con opción sin alcohol si prefieres). Te acompañará un guía profesional que conoce historia y atajos; también hay opciones vegetarianas. Solo tienes que llegar al punto de encuentro — no hay recogida en hotel — y prepárate para unas tres horas de comer, caminar, reír y aprender antes de seguir explorando por tu cuenta.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?