Navega desde Miami en un gran catamarán justo cuando el sol se esconde tras el skyline, sintiendo la mezcla de brisa marina y energía urbana. Incluye champán para el brindis, música suave sobre Biscayne Bay y tiempo para disfrutar cómo cambian los colores en el agua. Es relajado pero especial, sobre todo cuando todos guardan silencio para ese último rayo de sol.
Antes de encontrar mi lugar en el catamarán, ya me habían pasado una copa — no era cualquier barco, sino un enorme de 80 pies que parecía capaz de llevarse a la mitad de la gente de South Beach. El aire estaba cálido y pegajoso, con ese aroma a protector solar y sal marina, y la cubierta tenía ese ligero movimiento bajo los pies. Nuestro capitán, a quien todos llamaban “Mike”, nos saludó con una sonrisa como si lo hubiera hecho mil veces. Seguro que sí. Elegí un sitio junto a la barandilla para ver cómo el skyline empezaba a brillar mientras nos alejábamos del muelle.
Navegamos por Biscayne Bay con música de fondo (una salsa antigua que no reconocí), y la gente empezó a charlar con esa alegría que solo tienen los desconocidos que saben que compartirán solo una noche. En un momento, alguien señaló unas casas de madera sobre pilotes — Stiltsville, dijo Mike — y contó cómo habían sobrevivido a huracanes. El sol se escondía detrás de los rascacielos de Miami, tiñendo todo de naranja y rojo; el agua parecía casi como jarabe por un instante. Mi champán sabía más frío de lo que en realidad estaba. Hubo un momento en que nadie dijo nada, solo el viento y las olas golpeando el casco, y pensé: esto es justo por lo que vienes a Florida.
Intenté hacerme un selfie con la ciudad de fondo, pero más que nada me tapaba el pelo (el viento allá afuera no es broma). Algunos bailaban cerca del bar; otros se apoyaban en la barandilla mirando pasar los barcos. Cuando finalmente alzamos las copas para el brindis del atardecer, no parecía un cliché turístico, sino un pequeño ritual en el que todos querían creer por un segundo. A veces aún recuerdo esa vista cuando escucho gaviotas en casa.
Sí, cada pasajero recibe una copa de champán gratis durante el paseo.
El crucero parte del muelle junto a Caribbean Spirit en Miami.
Se recomienda hacer el check-in al menos 45 minutos antes para recibir tu pase de abordaje.
Sí, se pone música popular durante todo el recorrido nocturno.
Sí, pueden subir bebés y niños pequeños; se permiten cochecitos y carriolas a bordo.
Sí, los animales de servicio están permitidos durante el tour.
La ruta depende del clima y el viento; es posible que veas Stiltsville o Key Biscayne si las condiciones lo permiten.
Sí, hay opciones de transporte público cerca del punto de embarque.
Tu noche incluye navegar en un catamarán de 80 pies por Biscayne Bay o frente a South Beach con música durante todo el paseo, además de una copa de champán gratis para el brindis al atardecer, tras hacer el check-in en el muelle antes de zarpar.
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