Pedalea por el Tony Knowles Coastal Trail en Anchorage con un guía local, busca alces en Kincaid Park y haz una parada en Earthquake Park para conocer historias de Alaska. Disfruta de la brisa salada del Cook Inlet, vistas de Denali si tienes suerte, snacks en el camino y transporte incluido para olvidarte de los detalles.
Salimos de la furgoneta en Kincaid Park, casco en mano y con ese aroma fresco a abeto en el aire — recuerdo el crujir de mis zapatos sobre la grava mientras nuestra guía, Jamie, revisaba las bicicletas. Señaló una colina que antes ocultaba silos de misiles (que yo ni habría notado), y luego nos animó a empezar el recorrido. Los primeros minutos fueron pura sombra y canto de pájaros, con alguien adelante bromeando sobre el spray para osos — resulta que aquí no hace falta, pero alces sí, así que ojo avizor.
El Tony Knowles Coastal Trail se despliega ante ti como una cinta. Un momento pedaleas bajo álamos, y al siguiente aparece de repente esa vista: el Cook Inlet extendiéndose plano y plateado, con montañas apiladas detrás. Jamie nos detuvo en Point Woronzof para intentar ver el Denali — ese día no tuve suerte (nubes), pero ella juraba que está ahí si tienes paciencia. El viento se levantó y pude saborear la sal en mis labios. Era uno de esos lugares donde el tiempo parece deslizarse de lado por un rato.
Luego llegó Earthquake Park — no es una historia alegre, pero sí fascinante. Jamie nos contó sobre el terremoto de 1964 mientras estábamos en un terreno que aún se ve inestable. Hay algo conmovedor en ver árboles torcidos y recordar cuánto puede cambiar todo en unos minutos. Después bajamos hasta Westchester Lagoon; los salmones estaban en plena migración (pequeñas salpicaduras por todas partes) y un niño nos saludó desde el paseo del santuario de aves. Mis piernas ya estaban cansadas, pero no quería dejar de pedalear todavía.
Sigo pensando en esos momentos de silencio entre paradas — solo el zumbido de las ruedas y el viento. Anchorage se sentía a la vez cerca y lejano. Así que sí, si buscas una escapada desde Anchorage que sea parte ciudad, parte naturaleza en estado puro… este es el plan.
El recorrido cubre el tramo principal desde Kincaid Park hasta Anchorage con varias paradas; es una salida tranquila de medio día.
Sí, el transporte ida y vuelta desde el centro de Anchorage está incluido en la reserva.
Sí, los guías facilitan bicicletas de calidad ajustadas a tu talla y cascos.
Es posible avistar alces a lo largo del sendero, especialmente cerca de Kincaid Park, aunque no está garantizado.
El tour se realiza con cualquier clima; si hace falta, te dan impermeables — solo viste ropa adecuada para la lluvia.
Sí, está pensado para todos los niveles con un ritmo suave y muchas paradas para descansar.
Incluye snacks durante el recorrido, pero no la comida principal.
La edad mínima es 10 años y los niños deben ir acompañados por un adulto.
Tu día incluye recogida y regreso desde el centro de Anchorage en una furgoneta Mercedes Sprinter, uso de bicicleta de calidad con casco y chubasquero si hace falta, snacks durante la ruta, todos los impuestos y tasas, además de la narración amable de tu guía local antes de dejarte de vuelta en la ciudad.
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