Vive de cerca los paisajes volcánicos salvajes de Lanzarote—siente el calor geotérmico bajo tus pies, monta en camello si quieres, contempla lagunas verdes y olas rompiendo, y termina con una cata de vino local entre campos de lava. No es solo turismo, es experimentar lo que hace única a esta isla.
Lo primero que sentí al bajar del minibús en Timanfaya fue el calor que emanaba del suelo—de verdad, se nota hasta a través de los zapatos. Nuestra guía, Marta (nacida y criada en Arrecife), nos dio un puñado de grava volcánica negra, aún caliente al tacto. Nos mostró cómo usan ese calor natural para cocinar en el Restaurante El Diablo—no hay nada como ver cómo se asa el pollo sobre un agujero en la tierra mientras disfrutas un cortado rápido y observas las nubes desde las ventanas panorámicas.
Después seguimos la Ruta de los Volcanes. Aquí no se puede bajar del bus—hay normas estrictas para proteger el parque—pero, sinceramente, solo contemplar esos campos de lava retorcida y cráteres desde el cristal ya es impresionante. Las ventanas del bus se empañaron un poco con nuestras risas y emoción. Marta señaló lugares donde a veces sale vapor tras la lluvia. Son solo unos 30 minutos, pero parece otro planeta.
En el Echadero de Camellos no pude resistirme a probar el paseo en camello (totalmente opcional). Los camellos son sorprendentemente dóciles, y sus cuidadores cuentan chistes en español e inglés mientras te meces. Si prefieres no hacerlo, hay tiempo para estirar las piernas o comprar unas galletas de almendra típicas en un pequeño kiosco.
Más tarde paramos en El Golfo—la laguna verde parece de otro mundo entre la arena negra y las rocas rojas. Siempre corre una brisa salada aquí, y si prestas atención escucharás a las gaviotas peleando por restos de pesca en el pequeño puerto cercano. Bajamos a sacar fotos; mis zapatos quedaron cubiertos de un polvo negro fino que duró días.
El trayecto por la playa de Janubio es corto pero vale la pena para ver las antiguas salinas brillando al sol. En los acantilados de Los Hervideros, las olas rompen con tanta fuerza que levantan una bruma que huele a algas y minerales—prepárate para sacar la cámara.
Antes de regresar, paramos en La Geria para probar el vino Malvasía. Los viñedos son curiosos—cada cepa crece en un hoyo rodeado de muros de piedra que atrapan la humedad del viento. Nuestra guía explicó cómo esta técnica permite cultivar uvas en ceniza volcánica; no imaginaba que el vino pudiera saber tan fresco después de un día al sol.
Sí, te recogemos directamente en tu hotel o alojamiento—todo se organiza al reservar.
¡Claro! El paseo en camello es opcional y se paga en el lugar. Puedes relajarte o explorar por tu cuenta si prefieres.
El grupo tiene un máximo de 25 personas para que la experiencia sea más cercana—y fuera de temporada suele ser aún más pequeño.
¡Sí! Es ideal para familias, con asientos para bebés y sin mucho caminar. La mayoría de las edades disfrutan esta ruta sin problema.
Recomiendo zapatos cómodos (el terreno es irregular), gafas de sol, protector solar y una chaqueta ligera—el clima cambia rápido aquí.
Este tour incluye recogida y regreso al hotel, entradas al Parque Nacional Timanfaya (sin costes ocultos), minibús con aire acondicionado y WiFi gratis, guías locales certificados que conocen cada rincón de Lanzarote, y una cata de vino Malvasía en La Geria. Los paseos en camello son opcionales y se pagan aparte si quieres probarlos.
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