Sentirás el corazón acelerado saltando en pozas frescas, bajando cascadas con rápel y caminando por la frondosa laurisilva de Gran Canaria, en un grupo pequeño con un guía local experto. Risas, manos embarradas, un picnic sencillo bajo árboles milenarios y fotos para recordar esta aventura mucho después de secarte.
Lo primero que me llamó la atención fue cómo la luz se colaba entre los árboles, ese brillo verdoso que solo encuentras en un bosque de laurisilva. Estábamos en la cima del barranco de Cernícalos, con los trajes de neopreno pegados al cuerpo (la verdad, ponerme el mío ya fue toda una aventura). Nuestro guía, Diego, nos repartió los cascos y bromeó sobre mi “cara de rápel” — creo que se notaba que estaba nervioso. Él lleva haciendo esto desde el 2000 y se notaba; tenía esa calma al explicar que te hacía confiar en él al instante.
El agua estaba más fría de lo que esperaba cuando dimos nuestro primer salto. Hay un instante fugaz — dedos en la roca resbaladiza, el corazón a mil — y luego el chapuzón. Saboreas el agua con musgo y escuchas las risas y gritos en español de todos. A veces nos parábamos un momento solo para escuchar: pájaros arriba, agua corriendo abajo. Diego señalaba flores silvestres que crecían entre las piedras y trataba de enseñarnos sus nombres. Olvidé casi todos menos “viñátigo,” que seguro pronuncio mal.
Descendimos cascadas con rápel (no tan aterrador como parece), trepamos rocas resbaladizas por el rocío, y hasta nadamos tramos cortos donde el cañón se estrechaba tanto que podías tocar ambos lados. En algún momento hicimos una parada para un picnic — fruta, chocolate, frutos secos. Tenía las manos temblando de la adrenalina y se me cayó la galleta al barro, pero me la comí igual. Todo fue un poco desordenado, auténtico y genial. Y sí, hicieron fotos durante el recorrido para que no tengas que preocuparte por mojar tu móvil.
Sigo recordando esos momentos de silencio entre tanto subir y chapotear — solo respirar el aire húmedo bajo esos árboles centenarios con desconocidos que de repente parecían amigos. No es algo que puedas planear; simplemente sucede mientras intentas no resbalar en las rocas cubiertas de musgo.
Sí, es para todos los niveles; los guías dan instrucciones y equipo.
Sí, pero los menores de 18 años deben ir acompañados por un adulto.
No necesitas equipo especial; te proporcionan traje de neopreno, casco, arnés y descensor.
Incluye un picnic con fruta, chocolate, frutos secos, galletas y agua embotellada.
Es un tour en grupo pequeño para una experiencia más cercana y personal.
Sí, el guía profesional habla inglés y español.
Sí, te entregan un reportaje fotográfico gratis para revivir la aventura.
No, no se recomienda para embarazadas por la exigencia física.
Tu día incluye todo el equipo técnico: traje de neopreno, casco, arnés, y la guía de un experto local que habla inglés y español. También tendrás agua embotellada y un picnic sencillo con fruta, chocolate, frutos secos y galletas durante una pausa en el bosque. Además, recibirás fotos gratis para guardar o compartir tu aventura.
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