Si buscas algo más que fotos del skyline de Dubai, este safari en el desierto te regala historias para contar: paseos por dunas que te harán reír a carcajadas, momentos auténticos con camellos y una noche de comida y música bajo el cielo abierto. Volverás con arena en los zapatos, el estómago lleno y feliz de haber venido.
Lo primero que sentí al bajar de la furgoneta fue el calor seco, como abrir la puerta de un horno, pero de una forma agradable. Nuestro conductor sonrió y nos llamó para subir a los 4x4. La arena parecía casi naranja bajo el sol de la tarde. Al abrocharnos el cinturón, puso música local en la radio y arrancó atravesando las dunas. Es difícil explicar esa sensación: el estómago se te cae al subir una duna y luego te ríes porque todos están igual. Si usas gafas, guárdalas rápido; yo aprendí cuando las mías se me resbalaron en una curva cerrada.
Después del paseo intenso, paramos cerca de un campamento pequeño donde esperaban los camellos. Sus cuidadores, uno llamado Ahmed, nos ayudaron a subir para dar una vuelta corta por la arena. Los camellos estaban tranquilos, aunque hacían unos ruidos raros cada vez que alguien intentaba sacarse una selfie. Ya se olía la carne a la parrilla que salía de la cocina del campamento. Algunos se animaron a probar el sandboard; es más difícil de lo que parece, pero vale la pena intentarlo al menos una vez.
Dentro del campamento, mesas bajas rodeaban un escenario bajo luces colgantes. Tomamos té de menta mientras esperábamos la cena, un buffet con opciones vegetarianas y de carne (las brochetas de pollo volaron rápido). En una esquina, artistas de henna hacían diseños; me hice uno pequeño en la mano que duró casi una semana. Al caer la noche, los artistas tomaron el escenario: primero un bailarín de Tanoura girando con faldas coloridas, luego danza del vientre con tambores en vivo, y para cerrar un espectáculo de fuego que dejó a todos sin aliento entre aplausos y suspiros. El aire se enfrió lo justo para estar cómodos afuera, y si prestabas atención podías escuchar los grillos entre la música.
¡Sí! A los niños les encanta el dune bashing y los paseos en camello. Solo avísanos sus edades para preparar asientos adecuados o equipo de seguridad si hace falta.
Lo mejor es ropa ligera, gafas de sol y quizá una chaqueta ligera para después del atardecer. Las sandalias están bien, pero para el sandboard es mejor calzado cerrado.
Claro, siempre hay muchas opciones vegetarianas junto con las carnes a la parrilla en el buffet BBQ.
El tour dura unas siete horas desde la recogida hasta el regreso, incluyendo todas las actividades y la cena en el campamento.
Incluye transporte ida y vuelta en vehículo con aire acondicionado, dune bashing (30-45 minutos), paseo en camello, equipo para sandboarding, refrescos ilimitados, café y té, buffet BBQ (vegetariano y carne), shows en vivo (baile Tanoura, danza del vientre y fuego), pintura de henna, acceso a zona de sheesha y guías expertos y amigables.
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