Recorre el legendario Nilo en crucero desde Asuán a Luxor con guías expertos que te llevan por templos antiguos como Philae y Karnak. Madruga para ver las colosales estatuas de Abu Simbel y flota en globo sobre Luxor. Si buscas historia auténtica con un toque local y no te importa levantarte temprano, este viaje lo tiene todo sin prisas.
Lo primero que me impactó al bajar del tren en Asuán fue el aire cálido, casi dulce, impregnado del aroma a té de hibisco de un puesto cercano. Nuestro conductor ya nos esperaba, agitando un cartelito y sonriendo. El check-in en el barco fue sencillo; al mediodía ya estábamos desempacando y mirando el río desde la ventana de nuestra cabina. El almuerzo llegó rápido: platos egipcios sencillos, nada sofisticado pero muy reconfortantes. A las 2 en punto, nos subimos a una furgoneta con aire acondicionado para la primera parada: la Presa Alta. Nuestro guía, Hany, nos contó cómo cambió la vida aquí: adiós a las inundaciones impredecibles y electricidad estable para todo el país. La presa es enorme; se siente su magnitud al estar sobre ella y contemplar el lago Nasser.
Después, tomamos una lancha pequeña para llegar al Templo de Philae. El paseo fue tranquilo y fresco, solo se oía el motor y algunos pájaros en el cielo. Philae está en una isla propia, con columnas que emergen del agua como sacadas de una película. Hany nos señaló las tallas de Isis y explicó cómo movieron todo el templo piedra a piedra cuando construyeron la presa. De regreso en el barco esa noche, la cena vino acompañada de un animado espectáculo folclórico: tambores, bailes y hasta algunos invitados que se animaron a participar. Dormí plácidamente con el suave murmullo del río afuera.
La mañana siguiente empezó muy temprano, a las 4 am nos reunimos en el lobby para salir hacia Abu Simbel. El viaje es largo (unas cuatro horas), pero ver el amanecer sobre el desierto infinito valió totalmente la pena. Al llegar, nuestro guía compró las entradas y nos dio una introducción afuera (son muy estrictos con no permitir guías dentro). Caminar frente a las enormes estatuas de Ramsés II mientras la luz del sol iluminaba sus rostros es una experiencia que te hace sentir pequeño. Tuvimos tiempo para recorrer a nuestro ritmo; me quedé mirando las paredes talladas, pensando en lo antiguo que es todo. Volvimos a Asuán para la hora del almuerzo y zarpar hacia Kom Ombo en cuanto todos estuvieron a bordo.
El Templo de Kom Ombo está justo a la orilla del río, se ve desde lejos mientras te acercas flotando. Está dedicado a dos dioses: Sobek, el dios cocodrilo, y Horus, el dios halcón. Incluso hay un pequeño museo con cocodrilos momificados dentro (no es broma). Tras la cena en el barco, navegamos hacia Edfu bajo un cielo estrellado.
Al amanecer del día siguiente, nos esperaban carruajes tirados por caballos en el puerto de Edfu —un poco movidos pero divertidos si no te importa madrugar. El Templo de Horus es enorme y sorprendentemente bien conservado; vi a niños locales vendiendo postales cerca de la entrada mientras nuestro guía nos contaba las historias grabadas en cada muro. El desayuno en el barco supo mejor después de tanta caminata.
Navegar hacia Luxor implica pasar por la esclusa de Esna —un proceso lento pero fascinante si nunca has visto cómo los barcos “suben” así. La hora del té en la cubierta se volvió mi momento favorito: brisa cálida, pastel dulce y ver a los agricultores trabajar en los campos verdes justo al borde del agua. Ya por la tarde atracamos en Luxor y salimos directo a ver el Templo de Luxor iluminado con luz dorada —capas de historia en cada rincón: columnas de faraones junto a grafitis cristianos e incluso una antigua mezquita integrada en las ruinas.
El último día empezó antes del amanecer otra vez —esta vez para un paseo en globo sobre la orilla oeste de Luxor. Flotar sobre campos y templos mientras todo se tiñía de rosa con el sol naciente fue surrealista (y bastante frío allá arriba). Después del desayuno en el barco hicimos check-out, pero aún quedaba más: el Valle de los Reyes, donde caminar entre tumbas con colores vivos tras miles de años sigue pareciendo irreal, y luego el templo de Hatshepsut, que se alza contra acantilados donde a veces pasan cabras montesas.
Terminamos en el Templo de Karnak, un laberinto de pilares gigantes donde nuestro guía compartió historias sobre festivales antiguos que se celebraban justo allí hace siglos. Por la tarde llegó la despedida; zapatos polvorientos, cámara llena de recuerdos y el corazón acelerado por tantas madrugadas.
Te recogerán alrededor de las 4 am porque el viaje en bus desde Asuán dura unas cuatro horas.
Sí, todas las comidas principales están incluidas a bordo: desayuno, almuerzo y cena cada día.
No se permiten cámaras en el globo por regulaciones locales, pero sí puedes usar el móvil.
Si alguna actividad se cancela por mal tiempo, recibirás un reembolso parcial por persona.
Sí, todos los traslados entre hoteles o estaciones en Asuán y Luxor están cubiertos en el paquete.
Este tour incluye tres noches a bordo de un crucero cinco estrellas por el Nilo con todas las comidas principales (desayunos, almuerzos y cenas), visitas guiadas en inglés con profesionales en cada sitio importante (Templo de Philae, Kom Ombo, Templo de Edfu, Karnak y Luxor), traslados ida y vuelta entre hoteles o estaciones en Asuán y Luxor en vehículos cómodos con conductores cualificados, y tu paseo en globo sobre Luxor. Las entradas no están incluidas; las bebidas son aparte, pero todo lo demás está organizado para que solo te preocupes por disfrutar.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?