Aquí no solo cenas, sino que pruebas los sabores de Curazao en cada bocado y ves a Willemstad brillar de noche. Ideal si buscas algo especial pero relajado, con caras amables que te guían entre comida y calles.
Lo primero que me llamó la atención al entrar fue el suave murmullo de las conversaciones: gente arreglada, el tintinear de las copas y ese aroma cálido, casi picante, que venía de la cocina. Nuestro anfitrión nos recibió al instante, haciéndonos sentir como clientes habituales aunque era nuestra primera vez. El equipo sabe cómo hacerte sentir en casa pero con un toque elegante. De vez en cuando, veía a los chefs asomarse detrás del mostrador, claramente orgullosos de lo que servían.
Empezamos con un pequeño amuse-bouche, solo un bocado, pero que marcó el tono de toda la cena. Cada plato combinaba técnica francesa con sabores auténticos de Curazao. Recuerdo el frescor de las hierbas sobre el pescado y cómo el postre sabía a un atardecer caribeño embotellado. Después de cenar, nuestro guía nos llevó a dar un corto paseo por las calles de Willemstad. La ciudad cambia de noche: más tranquila, con la brisa salada de la bahía de St. Anna y locales charlando frente a bares en las esquinas. Nuestro guía nos señaló murales antiguos que nunca habría descubierto solo. Fue el toque justo para saborear la vida local nocturna sin prisas.
Sí, hay opciones vegetarianas; solo avísanos al reservar para prepararlo todo.
La cena y el paseo nocturno duran unas 3 horas desde la recogida hasta el regreso.
Sí, el servicio de recogida y regreso está incluido para tu comodidad.
Por supuesto, el lugar y el tour son totalmente accesibles para cochecitos y sillas de ruedas.
Tu noche incluye recogida y regreso, un amuse-bouche para empezar, un menú completo de tres tiempos con sabores caribeños y un paseo corto guiado por Willemstad de noche, todo en buena compañía.
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