Si buscas tres días llenos de momentos auténticos —desde los mercados vibrantes de Zagreb hasta las cascadas salvajes de Plitvice y los castillos de cuento de Eslovenia— este tour privado lo tiene todo, con la mirada local y sin perder tiempo en colas.
La Plaza Ban Jelačić ya estaba llena de vida cuando nos encontramos con nuestro guía: locales cruzando entre las vías del tranvía, el aroma del burek recién hecho que llegaba desde una panadería cercana. Paseamos por las calles empedradas de la Ciudad Alta, deteniéndonos en la Catedral mientras las campanas resonaban contra la piedra antigua. Nuestro guía nos señaló el Puente Sangriento (que no es tan aterrador como su nombre sugiere), compartiendo historias del pasado de Zagreb que no encontrarás en ningún folleto. Hay algo especial en ver el Mercado Dolac por la mañana: puestos llenos de paraguas rojos y conversaciones en croata que se quedan grabadas en la memoria.
Al día siguiente, el Parque Nacional de los Lagos de Plitvice parecía otro mundo. La niebla bajaba sobre las pasarelas de madera mientras cruzábamos de un lago turquesa a otro. Las cascadas eran tan potentes que a veces ahogaban las conversaciones, especialmente la Veliki Slap, que cae 78 metros. Navegamos en un barco eléctrico por el Lago Kozjak; los patos nos seguían esperando migas. Más tarde, el pequeño tren avanzó sobre los lagos, ofreciéndonos una perspectiva diferente de tanto verde y azul. Al caer la tarde, estábamos de vuelta en Zagreb, con los zapatos embarrados pero felices.
El último día cruzamos la frontera hacia Eslovenia. El Lago Bled parecía sacado de una postal: el castillo en lo alto, el agua cristalina y la nieve aún aferrada a las cumbres, incluso en primavera. Subimos al Castillo de Bled para contemplar la iglesia en la isla (esa que aparece en todas las fotos), y luego probamos la kremšnita en una cafetería junto al lago: una masa hojaldrada con crema de vainilla que sabe aún mejor después de un paseo junto al agua. En Ljubljana, nuestro guía nos llevó por las calles estrechas del Casco Antiguo, pasando por edificios pastel y curiosas estatuas de dragones. El funicular hasta el Castillo de Ljubljana fue corto pero empinado; desde arriba, el río serpenteaba por la ciudad como una cinta verde. Regresamos a Zagreb justo cuando caía el crepúsculo.
Sí, está pensado para todos los niveles de condición física e incluye transporte cómodo y ritmo flexible. Solo necesitas llevar buen calzado para caminar.
Sí, cruzarás una frontera internacional hacia Eslovenia, así que lleva tu pasaporte o DNI.
No, las comidas no están incluidas, pero tendrás muchas oportunidades para probar la comida local en mercados o cafeterías durante el recorrido.
El parque está abierto haga sol o llueva, solo lleva un impermeable o paraguas por si acaso. Las cascadas pueden ser aún más impresionantes después de la lluvia.
Incluye recogida y regreso al hotel cada día, tours privados con guía, agua embotellada para tus recorridos, entrada sin colas en las principales atracciones y transporte cómodo entre los sitios. También hay opciones de transporte público cerca si las necesitas.
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