Recorre las calles de cuento de Ljubljana con un guía local, luego disfruta de tiempo libre para explorar o picar algo por tu cuenta. En el Lago Bled, sube al castillo o navega en pletna por sus aguas cristalinas, y no te pierdas la famosa kremšnita antes de regresar. Un día completo de sabores nuevos y paisajes de postal que recordarás siempre.
“Ahí está el Puente del Dragón,” dijo nuestro guía Luka con una sonrisa que parecía haber contado ese chiste mil veces. Acabábamos de cruzar a Eslovenia desde Zagreb, aún medio dormidos, mientras la ciudad de Ljubljana se desplegaba ante nosotros: edificios en tonos pastel, reflejos en el río, ciclistas pasando con bufandas al viento. El aire olía a café y lluvia. Luka nos señaló dónde los locales compran el pan por la mañana; intenté pronunciar “tržnica” y me gané una buena carcajada. Ljubljana tenía una calma especial que invitaba a bajar el ritmo, pero solo teníamos tres horas, así que me perdí por las callejuelas del casco antiguo y vi a un anciano alimentar palomas junto al mercado. No esperaba sentirme tan en casa.
El viaje hacia el Lago Bled fue más tranquilo, como si todos guardaran energía para lo que venía. Cuando finalmente apareció el lago, parecía de otro mundo: agua cristalina, una isla diminuta con una iglesia en medio y montañas al fondo como sacadas de una película. Saqué demasiadas fotos (ninguna le hacía justicia). Algunos se subieron a una pletna para ir a la isla; yo preferí caminar por la orilla y dejar que mis dedos tocaran el agua fría. El castillo se alzaba imponente sobre todo —subir hasta allí me dejó sin aliento en más de un sentido. Las vistas… ya lo verás.
Luka insistió en que probáramos la kremšnita antes de volver, un pastelito de vainilla hojaldrado que era a la vez ligero y cremoso. Lo disfrutamos al aire libre mientras cisnes pasaban flotando. El regreso a Zagreb fue tranquilo y somnoliento; alguien roncaba suavemente detrás de mí. Esa sensación de haber conocido dos países en un día seguía conmigo cuando llegamos al hotel bajo un cielo gris de atardecer.
El tour dura unas 10 horas, incluyendo traslados y paradas en ambos destinos.
Sí, la recogida en hoteles seleccionados de Zagreb está incluida en la reserva.
Tendrás alrededor de dos horas libres tras una caminata guiada de una hora.
Sí, puedes explorar el castillo y pasear por el lago durante la parada.
No incluye comida fija, pero tendrás tiempo libre para probar especialidades locales como la kremšnita.
Sí, lleva pasaporte válido porque cruzarás de Croacia a Eslovenia.
Sí, pueden participar bebés y niños pequeños; el vehículo tiene espacio para cochecitos.
El conductor/guía habla inglés durante todo el tour.
Tu día incluye recogida en hoteles seleccionados de Zagreb, transporte cómodo en coche o minivan con aire acondicionado y guía en inglés, tres horas para explorar Ljubljana (con un tour guiado de una hora), y dos horas y media en Lago Bled para visitar el castillo y el lago a tu ritmo antes de regresar por la tarde.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?