Recorre senderos sombreados en Manuel Antonio con un guía local que conoce cada sonido animal, toma fotos de la fauna con telescopio, disfruta un café junto a la playa y termina la mañana nadando en las suaves olas del Pacífico. Risas, encuentros inesperados y pura naturaleza costarricense te esperan.
Lo primero que noté no fueron los monos ni los árboles, sino ese aroma en Manuel Antonio que mezcla sal y naturaleza fresca. Nuestro guía, Javier, llevaba colgado un viejo telescopio y tenía un don para descubrir cosas que yo jamás habría visto. De repente se detuvo y señaló un manojo de hojas. “Perezoso”, susurró. Y ahí estaba, acurrucado como una coma peluda. Intenté sacar una foto con el móvil a través del telescopio, pero terminé con mi pulgar tapando la mitad. Javier sonrió y dijo que a todos les pasa.
La caminata es sencilla, poco más de dos kilómetros por senderos de grava y arena, casi todo bajo la sombra de enormes árboles con raíces que parecen querer escapar del suelo. Parábamos cada pocos minutos porque alguien veía algo: el pico amarillo de un tucán o cangrejitos corriendo de lado por el camino. Hay un tramo donde primero escuchas el mar antes de verlo, como amortiguado por el bosque. Para entonces ya estaba sudando (Javier lo llama “perfume costarricense”), pero no me importaba.
A mitad del recorrido hicimos una pausa en una pequeña cafetería, sencilla pero con un café helado que sabía a gloria después de tanta humedad. Luego caminamos poco hasta la playa. La arena es tan fina que cruje bajo los pies. Algunos nos lanzamos al agua enseguida, mientras otros se quedaban tomando más fotos de fauna (todavía no entiendo cómo Javier encontró esa iguana camuflada). La vuelta se sintió más rápida, quizá porque la mayoría de los animales se escondieron para su siesta, o porque ya queríamos otra bebida fría. De cualquier modo, no dejo de pensar en ese perezoso acurrucado en su árbol.
El recorrido es de unos 2.2 kilómetros y suele durar cerca de dos horas hasta llegar a la playa.
Sí, bebés y niños pequeños pueden ir en cochecitos durante el tour.
Sí, al final del paseo hay dos playas seguras donde puedes nadar o relajarte.
Hay una cafetería a mitad del camino donde puedes comprar bebidas o snacks antes de llegar a la playa.
Tu guía local te ayudará a avistar fauna con el telescopio y te contará historias sobre cada especie.
Sí, los guías facilitan el digiscoping para que puedas tomar fotos de cerca con tu móvil a través del telescopio.
El sendero es accesible para sillas de ruedas y apto para todos los niveles físicos; también se permiten animales de servicio.
Zapatos cómodos para caminar, traje de baño si quieres nadar y tu móvil para las fotos con el telescopio.
Tu mañana incluye una caminata fácil guiada por los senderos del bosque de Manuel Antonio con muchas paradas para avistar fauna usando un telescopio profesional (y ayuda para fotos por digiscoping), además de tiempo para relajarte o nadar en dos playas preciosas del recorrido, con una pausa para café antes de llegar a la arena.
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