Un día para nadar bajo cascadas escondidas, caminar hasta un río azul surrealista y encontrar perezosos en su hábitat. Una experiencia auténtica del lado salvaje de Costa Rica con guías locales que conocen cada rincón secreto.
La luz del sol se cuela entre los árboles justo cuando llegamos a la cascada Llanos de Cortés. El aire tiene un aroma dulce y terroso, y primero escuchas el agua antes de verla. La cascada no es enorme, pero abajo hay una poza amplia donde los locales suelen venir con sus niños a refrescarse. Primero metí los pies (el agua está más fría de lo que imaginas) y luego me lancé sin pensarlo. Algunos se animaban a lanzarse desde las rocas a la izquierda; nuestro guía, Daniel, nos mostró el lugar más seguro para los valientes. Yo me quedé flotando boca arriba, mirando el techo verde que forma el bosque. Es un sitio perfecto para fotos, pero lo mejor es simplemente disfrutar el momento.
Después seguimos con la caminata hacia la cascada Río Azul. Son cerca de una hora, no es muy difícil, pero conviene llevar zapatos con buen agarre porque si llovió la noche anterior, el camino se pone lodoso. El sendero atraviesa un bosque denso y escucharás pájaros que seguro no podrás identificar (yo tampoco pude). Cuando llegas a la cascada, el agua tiene un color azul intenso, casi lechoso. El grupo se quedó en silencio un rato, como si el lugar fuera irreal. Tomé algunas fotos, pero sobre todo me senté en una roca a escuchar el sonido del agua cayendo.
La última parada es la que todos esperaban: ver perezosos en libertad. Hay un sendero corto, unos 20 minutos máximo. Nuestro guía tiene un don para encontrarlos; señalaba hacia arriba y aparecía una bolita de pelaje colgada entre las ramas. A veces se ven dos o tres si tienes suerte. Se mueven tan despacio que casi pasan desapercibidos si no tienes paciencia. Incluso vimos un bebé aferrado a su mamá. Los guías conocen sus costumbres y los árboles que prefieren. Si quieres una selfie con un perezoso de fondo, aquí tienes la oportunidad (pero sin acercarte demasiado, son tímidos).
¡Sí! Muchas familias participan. Hay zonas para nadar y senderos fáciles. También disponemos de cochecitos y asientos para bebés si los necesitas.
Alrededor de una hora ida y vuelta, con algunos tramos lodosos si ha llovido. La mayoría la encuentra accesible.
Los perezosos son animales salvajes, pero los guías saben dónde encontrarlos. La mayoría de los grupos logra ver al menos uno o dos durante la caminata.
Zapatos cómodos para caminar, traje de baño, toalla, bloqueador solar, repelente y ropa extra por si decides nadar.
Tu día incluye transporte privado con WiFi y aire acondicionado, todas las entradas y un auténtico almuerzo costarricense, como casado o gallo pinto. Los guías son locales que conocen cada detalle de la zona.
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