Vuela por el dosel de la selva en Costa Rica cerca de Tamarindo, viendo monos y aves con un guía local que te acompaña seguro en cada plataforma. Prepárate para olores naturales, risas y fruta fresca al final —y esa sensación de orgullo cuando tocas tierra otra vez.
—¿Lo escuchas? —sonrió nuestro guía Carlos, señalando hacia el verde que nos cubría. Apenas había recuperado el aliento de la tirolina anterior cuando un extraño aullido gutural resonó entre los árboles —un mono aullador, aunque solo alcancé a ver el movimiento de una cola. Todo olía a hojas húmedas y algo dulce, tal vez guayaba podrida en algún rincón oculto. De pie en esa plataforma de madera, con el arnés apretando mis caderas (no dolía, solo estaba ahí), me di cuenta de lo alto que estábamos —mucho más de lo que parecía desde abajo.
No soy muy valiente con las alturas, pero Carlos me enganchó y dijo “¡Vamos!” como si fuera lo más normal. Así que fui. La tirolina es rápida —el viento en la cara, las copas de los árboles pasando borrosas, y de repente empiezas a frenar y todo queda en silencio salvo unos pájaros discutiendo cerca. Mis manos temblaban un poco, pero se sentía bien. Vimos monos cara blanca saltando sobre uno de los cables (ni nos prestaron atención), y un par de lagartos verdes tomando el sol en una rama. Alguien del grupo intentó nombrar todos los pájaros, pero abandonó tras tres —hay demasiados colores para llevar la cuenta.
Después de la última línea, caminamos por un sendero embarrado (mis zapatos todavía están manchados de rojo) y alguien me pasó agua fría que sabía mejor que cualquier botella que haya probado en casa. También había un plato de fruta —piña principalmente, dulce y pegajosa, cortada en trozos irregulares— que supo a gloria después de tanta adrenalina. No esperaba reír tanto ni sentirme tan orgulloso de mí mismo solo por hacerlo. Si estás cerca de Tamarindo y quieres algo más que playa, esta tirolina en la jungla con monos vale cada minuto sudado.
No, no incluye recogida; los participantes se encuentran en la Finca punto de inicio.
Sí, es común ver monos, además de aves y reptiles durante el recorrido.
El límite máximo es de 125 kilos (275 libras).
Los bebés y niños pequeños pueden estar en cochecitos en el punto de encuentro, pero no en la tirolina.
Sí, los animales de servicio están permitidos en el lugar.
No incluye almuerzo; pero al final ofrecen agua fresca y frutas locales.
No hay duración exacta, pero considera varias horas incluyendo instrucciones y caminatas entre líneas.
No, no se recomienda para quienes tienen lesiones en la columna ni para mujeres embarazadas.
Tu día incluye todo el equipo de tirolina que te entregan en la Finca, además de agua fresca y platos de fruta local esperándote tras la última línea antes de volver al sol de Tamarindo.
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