Si buscas algo más que datos y fotos, este tour te ofrece una mirada profunda al pasado de Medellín—con alguien que lo vivió en carne propia. Visitarás lugares que la mayoría solo conoce por libros y escucharás relatos directos de un ex-policía que persiguió a Pablo Escobar.
El aire de la mañana en Medellín se sentía fresco cuando subimos a la van de Carlos—nos saludó con una sonrisa rápida y un destello de su antigua placa policial. Desde el primer momento, se notaba que no era un tour cualquiera sobre Pablo Escobar. Carlos, quien persiguió a Pablo como parte del equipo SWAT, comenzó a compartir fragmentos de su propia historia antes incluso de salir de la acera. Señaló cómo algunas esquinas aún conservan cicatrices de aquellos años turbulentos—agujeros de bala parchados, pero no olvidados del todo.
La primera parada fue el barrio donde Pablo creció. No está preparado para turistas; los niños jugaban fútbol en la calle y una mujer que vendía arepas saludó a Carlos como si lo conociera de toda la vida. Nos contó sobre la familia de Pablo, especialmente sobre “la viuda negra”, y cómo esos primeros años moldearon todo lo que vino después. Al escucharlo, casi podías oler los plátanos fritos de las cocinas cercanas mezclándose con el humo diésel de la ciudad.
Pasamos frente al edificio Mónaco—Carlos redujo la velocidad para que pudiéramos echar un vistazo entre los árboles. No endulzó nada; habló de lo que realmente ocurrió allí y cómo se sienten los locales al respecto hoy en día. La siguiente parada fue el último escondite de Pablo. El lugar se sentía extrañamente silencioso, casi pesado, mientras Carlos explicaba cómo terminó todo. Hubo un momento en que se detuvo, simplemente mirando el sitio—sin dramatismos, solo recuerdos auténticos.
El camino hacia La Catedral (la prisión privada de Pablo) serpenteaba entre colinas verdes fuera de la ciudad. La vista desde allí arriba es impresionante—se ve todo Medellín extendido abajo, con nubes bajas sobre los tejados. Carlos compartió historias que no encontrarás en las guías: túneles secretos, escapadas nocturnas, incluso qué comían los guardias en el almuerzo. De regreso, habló sobre cómo ha cambiado Medellín desde entonces—nuevos negocios surgiendo donde antes hubo tiroteos.
Sí—está completamente guiado por Carlos, quien conoce la ciudad al detalle y mantiene la seguridad como prioridad en todo momento.
La experiencia dura aproximadamente cuatro horas, aunque puede variar un poco según el tráfico o el ritmo del grupo.
¡Por supuesto! Él fomenta las preguntas y ofrece respuestas sinceras basadas en sus propias vivencias.
Sí—la recogida y el regreso a tu hotel están incluidos para mayor comodidad.
Incluye recogida y regreso al hotel en vehículo privado, impuestos locales cubiertos, además de una experiencia guiada por Carlos—el único exagente SWAT que ofrece estas historias de primera mano. También hay acceso para sillas de ruedas.
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