Recorrerás un campo tranquilo, visitarás sitios arqueológicos escondidos como La Pelota y Purutal, verás estatuas antiguas con pintura original y terminarás con vistas impresionantes del cañón en La Chaquira—todo acompañado por un guía que conoce cada sendero y historia.
El aire de la mañana en San Agustín siempre se siente fresco, sobre todo cuando esperas afuera del hotel y escuchas el suave repiqueteo de cascos acercándose por el camino. Nuestro guía llegó puntual, llevando dos caballos fuertes—el mío se llamaba Lucero, con una estrella blanca en la frente. Tras revisar rápidamente la silla y recibir algunas indicaciones sencillas (no te preocupes si nunca has montado), emprendimos el camino por senderos tranquilos, pasando por pequeñas fincas y niños saludando desde las puertas.
La primera parada fue La Pelota. No queda lejos—unos 20 minutos a paso tranquilo. El suelo aquí huele a tierra húmeda y flores silvestres después de la lluvia de anoche. Tres estatuas antiguas están juntas, casi ocultas entre la hierba alta. Nuestro guía explicó que fueron encontradas justo aquí, sin moverse mucho. Cerca hay un pequeño montículo—si miras bien, verás fragmentos de cerámica en la tierra.
Un poco más adelante llegamos a El Purutal. Este lugar me sorprendió; dos de las cuatro estatuas aún conservan restos de pintura roja y amarilla. Había visto fotos antes, pero ver esos colores desvanecidos de cerca te hace imaginar cómo lucían hace siglos. El guía comentó que la mayoría de los monolitos estaban pintados, pero la lluvia y el sol han borrado casi todo en otros sitios.
Seguimos hasta El Tablón, donde cinco estatuas se alzan imponentes—algunas casi de mi altura, todas talladas con lo que el guía llamó “rasgos femeninos”. Aquí hay un pequeño museo, atendido por gente de Vereda El Tablón. No es nada lujoso—una sola sala con herramientas agrícolas antiguas y fotos en blanco y negro—pero te da una idea de cómo ha vivido la gente en esta zona por generaciones.
El último tramo hacia La Chaquira es mayormente cuesta abajo, con vistas que se abren sobre el cañón del río Magdalena. Probablemente escuches el canto de los pájaros y tal vez el olor a leña de casas lejanas. En La Chaquira, figuras humanas y animales están talladas directamente en la roca volcánica, mirando hacia el valle. El viento sopla fuerte aquí, y es fácil entender por qué este lugar es sagrado para muchos locales.
¡Sí! El guía da instrucciones claras y asigna caballos tranquilos a cada jinete. No necesitas experiencia, solo avísanos si es tu primera vez.
El recorrido completo suele tomar entre 4 y 5 horas, incluyendo paradas en cada sitio y tiempo para explorar o tomar fotos.
Usa pantalones largos y zapatos cerrados (botas si tienes). Lleva bloqueador solar, agua y quizá una chaqueta ligera—puede hacer viento cerca del cañón.
Hay servicios básicos en El Tablón y a veces en casas locales a lo largo de la ruta. Avísale al guía si necesitas una pausa.
Tu paseo incluye seguro, todo el equipo para montar y recogida en la puerta de tu hotel—¡el guía trae el caballo hasta ti! Además, contarás con un experto local que te acompañará en cada paso.
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