Si buscas una aventura real cerca de Medellín — tirolinas sobre valles, caminatas a cascadas rugientes y café en la montaña — este tour privado lo tiene todo sin prisas. Volverás con una sonrisa (y quizás un poco embarrado).
La mañana en Medellín estaba fresca cuando nuestro guía llegó puntual a las 8:30 frente a mi hotel. El camino hacia Salto del Buey duró cerca de una hora, serpenteando entre las verdes colinas de Antioquia. Recuerdo las ventanas abajo, ese aroma a tierra mojada tras la lluvia de la noche anterior, y las historias del guía sobre leyendas locales. Para cuando llegamos al parque de aventura, el sol empezaba a asomarse entre las nubes. Hay una energía especial que se siente al bajar del carro, tal vez sea emoción o simplemente el aire puro de la montaña.
Primero tocó la tirolina. Nos aseguraron en una línea de 700 metros — la más alta de Colombia, según cuentan. Confieso que tenía las manos sudorosas al subir a la plataforma. Pero cuando vuelas sobre ese valle profundo, solo con el viento y el canto de los pájaros, es imposible no sonreír como un niño. El guía nos señaló pequeñas fincas de café que se asomaban en las laderas, casi invisibles si no prestas atención.
La caminata hasta la base de la cascada Salto del Buey tomó cerca de una hora. No es un sendero pavimentado; si ha llovido, prepárate para algo de barro (mis zapatos aún lo traen). El rugido del agua se hace más fuerte a medida que te acercas; cuando llegamos al pie, la niebla mojaba todo a nuestro alrededor. Aquí le llaman el efecto Lenard; yo solo sentí que me recargaba, con las gotas en la cara y el musgo bajo los pies.
El almuerzo fue sencillo pero delicioso: fríjoles y arroz en un pequeño café con vista al valle (creo que se llamaba Mirador de las Nubes). El café sabe distinto allá arriba, tal vez más fresco o será cosa mía. Luego subimos a unas hamacas colgadas bien alto, a las que llaman Hamacas en el Cielo. Acostarte con los pies colgando en el vacío y ver las nubes pasar... eso se queda en la memoria.
Terminamos con un último vuelo en tirolina antes de regresar a Medellín cerca de las 3:30 pm. Las piernas cansadas, pero felices — ese cansancio que solo da hacer algo que vale la pena recordar.
El sendero no está pavimentado y puede estar embarrado si llovió recientemente; toma alrededor de una hora cada tramo y es apto para la mayoría con condición física promedio.
Sí, el almuerzo está incluido en un café local cerca de la reserva. Sirven platos típicos colombianos como fríjoles, arroz, carne a la parrilla o verduras.
Ropa cómoda y zapatos resistentes (que se puedan ensuciar), protector solar y una chaqueta ligera, porque en la montaña puede refrescar.
Sí, por seguridad el peso máximo permitido por persona es de 99 kg.
Tu día incluye transporte privado desde Medellín, seguro de accidentes para tu tranquilidad, dos emocionantes vuelos en tirolina de 700 m (¡las más altas!), caminata guiada hasta la base de la cascada Salto del Buey, tiempo en hamacas en las alturas con vistas increíbles y almuerzo incluido.
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