Disfruta un desayuno típico colombiano cerca de Medellín antes de conocer llamas en una finca de Marinilla y navegar por el lago Guatapé pasando por casas de famosos. Recorre las calles pintadas de Guatapé y, si te animas, sube los 742 escalones de la Piedra del Peñol, o simplemente disfruta del ambiente del pueblo con algo dulce en la mano.
Lo primero que recuerdo es la arepa—calentita, con ese toque ahumado de la plancha y un queso salado que se me pegaba en los dedos. Apenas habíamos salido de Medellín cuando nuestro guía, Andrés, que parecía conocer a todos por su nombre en la segunda parada, nos repartió el desayuno. El bus estaba lleno de charlas dormilonas y ese aroma intenso a café colombiano. Tenía un poco de nervios por madrugar, pero la verdad es que parecía que todos nos íbamos despertando juntos mientras salíamos de la ciudad.
No esperaba acariciar llamas antes de las 9 de la mañana, pero ahí estábamos, en una finca en Marinilla—niños riendo con los ponis, alguien intentando darle una migaja de arepa a un conejo. Andrés nos contó cómo estas pequeñas fincas mantienen vivas las tradiciones; hasta nos señaló cuáles vacas dan leche para el queso local. El aire olía dulce y a pasto fresco. Más tarde paramos en un monumento, el Ave Fénix, y nos explicó que el pueblo antiguo de El Peñol quedó inundado por la represa. Ver una réplica de algo que ahora está bajo el agua fue raro, casi fantasmal.
El paseo en bote por el lago Guatapé fue más animado de lo que imaginaba—música a todo volumen, gente saludando desde las lujosas cabañas a la orilla (alguien dijo que una era de una estrella de telenovela). También pasamos por lo que queda de la casa de Pablo Escobar; solo muros derruidos. El almuerzo llegó justo después: arroz, plátano maduro, una sopa que sabía a cilantro y a casa, y guandolo—una bebida fría y dulce que todavía no sé cómo describir. Ah, y chicharrón tan crujiente que casi me rompe un diente.
Caminar por Guatapé es como meterse en una caja de pinturas—cada casa más colorida que la anterior. Hay una calle con sombrillas colgando donde todos paran a tomar fotos (yo intenté disimular, pero no pude). Lo último grande: subir la Piedra del Peñol. Son 742 escalones—conté hasta perder la cuenta por el camino, distraído con las vistas o quizás por las piernas cansadas. Arriba, el viento en la cara y el agua por todos lados; es increíble lo tranquilo que se siente, a pesar de la gente jadeando a tu lado. A veces, cuando estoy atrapado en el tráfico de Medellín, todavía pienso en esa vista.
La excursión es de día completo, con salida temprano desde Medellín y regreso en la noche.
Sí, la recogida en hotel por la mañana está incluida si se solicita con al menos 12 horas de anticipación; de lo contrario, el punto de encuentro es en el sector Laureles.
No, la subida es opcional; puedes quedarte comprando o descansando si prefieres no hacer los escalones.
Sí, el almuerzo está incluido en un restaurante cerca de la Piedra del Peñol, con opciones de proteínas variadas y platos vegetarianos.
El paseo en bote dura unos 50 minutos y pasa por casas de vacaciones de famosos y las ruinas de la casa de Pablo Escobar.
Sí, todos los costos de entrada, incluyendo el acceso para subir la Piedra del Peñol, están incluidos en el precio.
Sí, es apto para todos los niveles de condición física e incluye paradas familiares como el encuentro con animales en la finca.
Sí, durante el almuerzo hay opciones vegetarianas disponibles.
Tu día incluye recogida en hotel por la mañana (si se coordina), traslados guiados en bus desde Medellín pasando por Marinilla hasta Guatapé con comentarios bilingües. Disfruta de un desayuno regional tradicional y un almuerzo completo con especialidades locales y bebidas como el guandolo. Entradas, incluyendo la subida a la Piedra del Peñol, y un animado paseo en bote por el lago Guatapé están incluidos antes del regreso por la tarde.
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