Cambia el ritmo de Medellín por pueblos tranquilos, vistas desde la cima de El Peñol (si te animas a subir), calles llenas de color en Guatapé, la frescura de la cascada en la piel y charlas con locales alrededor de un café. Esta excursión te regala momentos reales, no solo fotos.
Confieso que casi me rindo con los 740 escalones de la Piedra del Peñol — mis piernas ya protestaban desde el desayuno. Pero nuestro guía, Andrés, solo sonrió y me ofreció un trozo de pan de queso en Alto del Chocho (recién hecho, mantecoso y un poco salado — podría haberme comido cinco). Cuando llegamos a la base de esa enorme roca de granito cerca de Guatapé, las nubes bajaban sobre el agua y unos niños vendían mango con limón. La subida fue dura pero divertida; la gente se animaba en español e inglés. Arriba, con el viento en la cara, me quedé quieto, recuperando el aliento y admirando ese mosaico de islas abajo — una imagen que no se olvida fácil.
Después, recorrer Guatapé fue como entrar en una caja de pinturas. Cada casa tenía colores vibrantes y esos zócalos — relieves en las paredes con figuras desde llamas hasta guitarras. Nuestro guía nos explicó qué significaba cada uno (yo los confundía todos; él se reía y decía que hasta los locales a veces). Paramos a tomar café en la Plaza Zócalo, donde los viejos jugaban dominó bajo las buganvillas. Hubo un momento en que todo se calmó — sin prisas, solo gente viviendo su día a día. No esperaba sentirme tan en casa en un lugar tan lejos de la mía.
La excursión también nos llevó por el pueblo de El Peñol — reconstruido tras una inundación hace décadas. Se nota la fortaleza en la forma en que hablan de su historia; hasta la dueña de la panadería que nos vendió bocadillos de guayaba tenía una historia sobre cómo su familia se mudó a la parte alta cuando era niña. Más tarde, manejamos hasta la cascada Tequendamita (sin necesidad de caminata), donde la bruma refrescaba mi cara y los pájaros armaban un concierto arriba. Última parada: El Retiro, más tranquilo que Guatapé pero lleno de puertas talladas y plazas apacibles. Tomamos un café con nuestro guía mientras la lluvia empezaba a golpear el toldo — y aún recuerdo esa vista de colinas verdes extendiéndose detrás.
El tour completo dura todo el día e incluye paradas en Alto del Chocho, la Piedra del Peñol, Guatapé, la cascada Tequendamita y El Retiro.
Para nada. Puedes disfrutar las vistas desde abajo o pasear por las tiendas si no quieres subir los 740 escalones.
Tu reserva incluye transporte privado con recogida y regreso, snacks como pan de queso, seguro de viaje y un guía bilingüe.
Los snacks están incluidos, pero las comidas o cafés durante las paradas corren por tu cuenta.
No hay senderismo exigente; las caminatas por los pueblos son suaves y la cascada Tequendamita es accesible sin trekking.
¡Sí! Los bebés pueden ir en cochecito o en brazos de un adulto; es apto para todos los niveles físicos.
Sí, el tour se hace con cualquier clima salvo que haya condiciones extremas que pongan en riesgo la seguridad.
Tu día incluye recogida en hotel con transporte privado y un guía local bilingüe que comparte historias durante el camino. Se ofrecen snacks como pan de queso fresco entre paradas en Alto del Chocho, la Piedra del Peñol (subida opcional), el colorido pueblo de Guatapé, la cascada Tequendamita (sin caminata) y finalmente El Retiro para un último café antes de volver a Medellín.
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