Recorre las calles vibrantes de Cartagena antes de explorar los túneles del Castillo San Felipe con un guía local. Sube al Convento de La Popa para vistas increíbles y haz paradas para fotos en lugares icónicos. Ríe, escucha historias reales, entradas incluidas — y vive momentos que se quedan contigo mucho después de bajar a la calle.
Nuestro conductor se equivocó de camino cerca de Getsemaní, lo que nos regaló cinco minutos extra del bullicio matutino de Cartagena (la verdad, no me molestó). Las ventanas bajadas dejaban entrar el aroma de arepas fritas mezclado con el humo de los carros, un olor que es muy Cartagena. Andrés, nuestro guía, sonrió y dijo que el tráfico aquí tiene su propio ritmo, como una cumbia. Intenté reír, pero seguía agarrando mi botella de agua porque a las 9 de la mañana ya hacía un calor pegajoso.
La primera parada fue el Castillo San Felipe de Barajas. Frente a esos muros de piedra antiguos, uno se siente pequeño. Andrés nos contó sobre los túneles que hay dentro — al parecer, los piratas nunca lograron descubrirlos (yo seguro me perdería). Adentro se siente más fresco y los ecos rebotan cuando alguien se ríe o grita. Las piedras eran ásperas al tacto, casi saladas por el aire del mar. En la cima, el panorama de Cartagena es impresionante: torres de cristal a un lado, el casco antiguo al otro — me quedé ahí, entrecerrando los ojos contra el sol, sin decir nada.
Después subimos al Cerro de la Popa en una van que parecía que se iba a quedar en el camino. Arriba, el convento se alza tranquilo sobre todo — paredes blancas y buganvillas por todos lados. Una monja nos saludó al entrar (su sonrisa me hizo olvidar el sudor en mi camiseta por un momento). La vista desde ahí es increíble: los barcos en la bahía parecen juguetes y si miras fijo, ves todos los colores de la ciudad abajo. Alguien cerca rezaba en voz baja en español; no entendí todo, pero transmitía paz.
No soy muy fan de los “tours panorámicos”, pero ver Isla Grande brillando allá lejos me dieron ganas de tomar un bote al instante. Pasamos por las letras grandes de Cartagena para una foto — cursi pero divertida — y luego de vuelta en el tráfico, que esta vez se sintió menos estresante. Quizá eso pasa cuando ves una ciudad desde arriba un rato.
El tour dura medio día, incluyendo visitas a ambos sitios y miradores panorámicos.
No se menciona recogida en hotel; hay opciones de transporte público cerca.
Sí, la entrada a ambos monumentos está incluida en la reserva.
Sí, los bebés y niños pequeños pueden ir en cochecito durante el recorrido.
No se recomienda para embarazadas ni personas con problemas cardiovasculares por las caminatas y subidas.
Sí, hay paradas para fotos, incluyendo en el letrero de las Letras de Cartagena de Indias.
Incluye vista panorámica de Isla Grande, pero no se desembarca en la isla.
Tu día incluye entradas al Castillo San Felipe de Barajas y al Convento de La Popa, guía en ambos lugares, tiempo para fotos panorámicas de Cartagena (con vistas a Isla Grande) y paradas relajadas antes de regresar al centro en van o transporte público.
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