Viaja directo de Bogotá a Zipaquirá en grupo pequeño (sin paradas largas), explora la surreal Catedral de Sal con un guía local, pasea por el pueblo y disfruta un almuerzo auténtico colombiano. Prepárate para túneles frescos, sabores inesperados y tiempo para recorrer a tu ritmo — aquí no se trata de tachar lugares, sino de vivir esos silencios subterráneos únicos.
“¿Sabías que toda esta catedral está tallada en sal?” Así nos preguntó nuestra guía, Camila, mientras caminábamos por el túnel — se sentía un olor mineral y fresco en el aire, como piedra mojada pero distinto. Salimos temprano de Bogotá (sin paradas interminables en hoteles, lo que fue un alivio), y la ciudad quedó atrás mientras las ventanas del bus se empañaban. El grupo era pequeño, así que nadie tuvo que gritar; se escuchaban risas y susurros cuando vimos la primera cruz iluminada bajo tierra. No paraba de tocar las paredes para comprobar si realmente eran sal — Camila sonrió y dijo que sí, pero que no las chupara (siempre hay alguien que lo intenta).
La Catedral de Sal es… rara, pero en el mejor sentido. Cavernas enormes iluminadas en azul y morado, con ecos por todos lados. En un momento me detuve solo para escuchar — hay un silencio especial que invita a hablar bajito. Afuera, Zipaquirá es un pueblo de casas pastel y gente vendiendo arepas en las esquinas; paseamos un rato antes del almuerzo (probé chicha por primera vez — dulce y con un sabor curioso). El almuerzo estaba incluido en un lugar donde comen los locales; nada sofisticado pero muy sabroso, y a veces aún recuerdo esa sopa. Alguien del grupo intentó pedir en español y el camarero le dio un choque de manos.
No tuvimos prisa — Camila nos dejó explorar la catedral a nuestro ritmo, señalando detalles que habría pasado por alto. Había familias con cochecitos y hasta alguien con perro de servicio; parecía que cualquiera podía hacer esta excursión desde Bogotá sin complicaciones. El regreso fue tranquilo — todos en silencio, mirando los campos pasar por las ventanas con gotas de lluvia. Así que sí, si buscas un tour a la Catedral de Sal sin caos ni selfies cada dos segundos, este es el indicado.
Sí, la recogida está incluida—solo indica tu punto de partida al reservar.
El viaje dura aproximadamente una hora por trayecto sin paradas extras.
Sí, el almuerzo está incluido en un restaurante local en Zipaquirá.
Sí, tanto el transporte como todas las áreas de la Catedral son accesibles para sillas de ruedas.
Sí, los bebés pueden participar; hay disponibilidad de cochecitos y asientos especiales para ellos.
Necesitarás los datos de tu pasaporte y el carnet de vacunación (digital está bien) para entrar.
El guía habla español e inglés durante el tour.
Sí, hay opciones de transporte público cerca de los puntos de recogida.
Tu día incluye transporte directo desde Bogotá (sin perder tiempo en múltiples paradas), entrada completa a la Catedral de Sal de Zipaquirá, recorrido guiado por los túneles y calles del pueblo, almuerzo en un lugar local para probar platos colombianos, además de asistencia médica durante toda la experiencia—y todo es accesible si usas cochecito o silla de ruedas.
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