Empezarás la mañana codo a codo con locales en el parque Xiangyang, probando los desayunos callejeros clásicos de Shanghai—desde crepes jianbing hasta fideos estirados—con un guía que conoce a cada vendedor por su nombre. Verás tai chi y caligrafía con agua, degustarás dumplings recién hechos y terminarás con el estómago lleno y nuevas historias para contar.
Li me pasó una taza humeante de leche de soja antes de que pudiera decir “buenos días” en mandarín. Sonrió ante mi intento torpe—“Zǎoshang hǎo?”—y me señaló una mesita diminuta entre dos abuelas que discutían sobre el mejor aceite de chile. El aroma a masa frita estaba en el aire por todos lados. No esperaba que el parque estuviera tan animado a las 8 de la mañana: calígrafos con agua dibujando poesía silenciosa sobre piedra, grupos de tai chi moviéndose lento como si el tiempo aquí fuera más denso. Nuestra guía local nos dejó pasar como si hubiera crecido en esas calles (y así fue), señalando qué vendedores llevaban ahí desde antes de los rascacielos.
El primer bocado de jianbing—una especie de crepe con huevo envuelto en piel crujiente de wonton—era salado, dulce y lo suficientemente caliente como para empañar mis gafas. Intenté no dejar caer cebollín en la camisa, pero desistí tras el segundo puesto. Caminamos de un lugar de desayuno a otro por las calles arboladas de la Concesión Francesa, pasando por viejos jugando a las cartas y una mujer vendiendo pancakes de sésamo desde un carrito que parecía más viejo que yo. En algún momento me di cuenta de que estaba lleno, pero seguí comiendo; los dumplings eran demasiado buenos, sobre todo cuando la guía nos enseñó cómo no quemarnos la boca (yo no lo logré).
Me gustó que nadie nos apurara, ni siquiera cuando nos quedamos un rato en el mercado húmedo viendo a un pescadero limpiar carpas con manos expertas. Hubo un momento en que todo pareció ralentizarse: vapor saliendo de las ollas de fideos, risas en shanghainés detrás de nosotros, rayos de sol colándose entre los plátanos. Al final, cerca del moderno centro comercial IAPM, todos coincidimos en que no necesitaríamos almorzar por un buen rato. Todavía recuerdo ese toque fresco de cilantro en mi último bocado de fideos, ¿sabes?
Probarás wontons, jianbing (crepe chino), dumplings, fideos estirados, pancakes salados y más en puestos locales.
El tour comienza en el parque Xiangyang, en el barrio de la antigua Concesión Francesa.
Sí, es apto para niños y los bebés pueden ir en cochecito o carriola.
El tour de desayuno callejero dura unas 3 horas.
Incluye café y/o té junto con todas las degustaciones de comida.
Si avisas con 72 horas de antelación al reservar, suelen poder adaptarse a tus necesidades.
No—las degustaciones suman una comida completa; la mayoría no necesitará almorzar por varias horas.
Tu mañana incluye todas las degustaciones—desde dumplings y pancakes hasta fideos—más café o té durante el recorrido. Un guía local experto te llevará por mercados y parques; al terminar recibirás un paquete con recomendaciones de restaurantes y consejos para seguir explorando Shanghai por tu cuenta.
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