Recorrerás los cerros pintados de Valparaíso con un guía local, visitarás la casa única de Neruda, pasearás por la costa de Viña del Mar, verás un Moai en el Museo Fonck y terminarás el día disfrutando un vino del Valle de Casablanca antes de regresar — momentos que recordarás mucho tiempo después.
Aún recuerdo la primera vez que nuestra van dobló hacia Valparaíso — la ciudad parece caer por los cerros, llena de color, grafitis y ropa tendida. Salimos temprano de Santiago (casi me olvido la chaqueta, típico) y al llegar al Paseo 21 de Mayo el aire ya tenía ese toque salado que solo se siente cerca de un puerto de verdad. Nuestra guía, Camila, señalaba los barcos en el puerto mientras un músico callejero tocaba algo en un viejo acordeón. Intenté sacar una foto, pero la verdad es que nunca logra captar esa mezcla de viento marino y diesel lejano.
Subimos por uno de esos cerros famosos — creo que fue Cerro Alegre — donde cada muro es prácticamente un lienzo. Camila nos contó sobre la casa de Neruda, La Sebastiana, antes de llegar. Dijo que le encantaba hacer fiestas con poetas y marineros; entendí por qué al entrar. Las habitaciones son estrechas y luminosas, llenas de objetos curiosos como timones y botellitas pequeñas. Toqué la baranda de madera (probablemente no debía) y se sentía lisa por el paso de tantas manos a lo largo de los años.
Después fuimos a Viña del Mar — es tan distinto a Valpo. Parques limpios, palmeras, gente corriendo junto al famoso Reloj de Flores que todos fotografían (sí, yo también). Almorzamos en Reñaca; pescado tan fresco que casi sabía dulce, con la brisa del Pacífico entrando por las ventanas abiertas. En otra mesa alguien se rió tanto que casi derrama el vino — tal vez era el del Valle de Casablanca que probaríamos después.
El Museo Fonck me sorprendió — justo afuera hay un Moai de Isla de Pascua. Los niños trepaban por él mientras sus padres tomaban fotos. Luego paramos en una pequeña tienda de vinos en el Valle de Casablanca para un café (lo necesitaba) y echar un vistazo rápido. La mujer que atendía recomendó un carménère; compré una botella para mi papá pero ahora me arrepiento de no haberla guardado para mí.
Sí, la recogida está incluida como parte de la experiencia del día.
Todos los tickets y impuestos están incluidos en tu reserva.
Sí, harás una parada en La Sebastiana, una de las casas más famosas de Neruda.
No hay almuerzo incluido, pero tendrás tiempo libre para comer en Reñaca.
Sí, los bebés pueden ir en cochecito o sentarse en el regazo de un adulto.
Podrás comprar vinos en la tienda; la degustación depende de la disponibilidad.
El trayecto suele durar alrededor de 1.5 horas, según el tráfico.
Tu día incluye traslado en vehículo con aire acondicionado y un guía local que te llevará por los cerros de Valparaíso y los puntos clave de Viña del Mar; todas las entradas están cubiertas —incluyendo La Sebastiana y el Museo Fonck—, además de tiempo para almorzar en Reñaca y una parada en una tienda de vinos del Valle de Casablanca antes de regresar.
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