Recorre las colinas pintadas de Valparaíso con un guía local, visita el famoso Moai de Viña del Mar antes de que regrese a su hogar, y pasea por avenidas al borde del Pacífico. Termina tu excursión desde Santiago con una cata de vinos en el Valle de Casablanca — con recogida en hotel incluida para que solo disfrutes.
Apenas pusimos un pie en Viña del Mar cuando nuestra guía, Camila, nos llamó hacia el Moai frente al Museo Francisco Fonck. Nos contó que es uno de los últimos que quedan en el continente, y que pronto volverá a Rapa Nui. Había una especie de silencio extraño a su alrededor, aunque pasaban buses y un niño intentaba trepar su base (su mamá no estaba muy contenta). No esperaba sentir nada mirando una figura de piedra, pero así fue.
Después fuimos al Reloj de Flores — la verdad, pensé que sería cursi, pero resultó ser bastante encantador. La gente se detenía para selfies, y un jardinero con overol azul recortaba los bordes como si lo hiciera todos los días desde hace años. Luego caminamos por la Avenida Perú, con la brisa del mar mezclándose con el olor a churros de un carrito callejero. Camila señaló el Castillo Wulff y el palacio de verano — hizo un chiste sobre las vacaciones presidenciales que entendí a medias (mi español todavía no es perfecto). El Pacífico se veía gris y sin fin; gaviotas por todos lados.
Valparaíso parecía de otro mundo. Subimos en un funicular antiguo por el Cerro Alegre — traqueteaba tanto que agarré el pasamanos más fuerte de lo que quería. El arte callejero está en todas partes: gatos con gafas de sol, poemas en colores vivos. Camila conocía a algunos artistas por su nombre; incluso nos mostró su mural favorito cerca del Pasaje Bavestrello. En la Plaza Sotomayor, los pescadores sacaban cubetas de mariscos mientras los pelícanos los miraban con esperanza. La ciudad huele a sal, pintura y pescado frito al mismo tiempo.
No dejaba de pensar en la vista desde el Cerro Concepción — techos que caían hacia la bahía, la luz del sol reflejándose en la ropa tendida. Después de tanto caminar (y subir), sentarse en el Valle de Casablanca con una copa de vino blanco frío fue perfecto. Nuestro anfitrión en la viña sirvió cada cata personalmente y nos contó historias sobre los viñedos de su familia; creo que fui el que bebió más despacio porque quería que durara. El regreso a Santiago se sintió más tranquilo — tal vez todos estábamos pensando en nuestro momento favorito.
El tour completo dura unas 10 horas, incluyendo el traslado desde Santiago y las paradas en cada lugar.
Sí, la recogida y regreso al hotel en Santiago están incluidos en la reserva.
Es un tour en grupo pequeño, limitado a 7 personas para una experiencia más personalizada.
Sí, subir a uno de los funiculares históricos de Valparaíso forma parte del recorrido.
Incluye una cata de vinos en el Valle de Casablanca; otras comidas o snacks no están especificados.
Las caminatas guiadas y la cata en la viña están incluidas; no se mencionan entradas a museos u otros sitios.
El tour es apto para todas las edades; se pueden solicitar asientos para bebés si es necesario.
Sí, se recorren ambas ciudades y se pasa tiempo en el Valle de Casablanca para la cata de vinos.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel en Santiago, transporte cómodo y con aire acondicionado, paseos guiados por las colinas de Valparaíso (con subida en funicular), paradas en lugares emblemáticos de Viña del Mar como el Reloj de Flores y el Moai, además de una cata de vinos en una viña local del Valle de Casablanca antes de regresar a casa.
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