Subirás al Marauder IV en el puerto de Victoria y sentirás la brisa marina mientras buscas ballenas con guías locales que conocen cada historia detrás de cada aleta o cola. Siempre hay bebidas calientes si hace frío y mucho espacio dentro o fuera para fotos (o simplemente para contemplar en silencio). Prepárate para momentos de asombro real — y quizás alguna que otra risa en el camino.
Lo primero que noté fue el olor — sal y algo verde, como algas, flotando en el aire mientras embarcábamos en el puerto interior de Victoria. El Marauder IV parecía más grande de lo que imaginaba y, para ser sincero, me tranquilizó ver tanto espacio para moverme. Nuestro guía, Jamie, repartió café antes de zarpar (yo elegí chocolate caliente — simplemente me apetecía). Había algunas familias y una pareja mayor de Calgary; todos parecían emocionados en silencio, intentando disimularlo.
En cuanto arrancamos, el viento se levantó y se oían gaviotas discutiendo arriba. Jamie empezó a señalar cosas enseguida — un águila calva posada en un viejo poste, luego un chapuzón que resultó ser una foca. Los naturalistas eran muy accesibles; no les molestaban mis preguntas sin fin sobre las orcas (soy un poco obsesivo). Me gustó que no se limitaran a datos — contaban historias de ballenas individuales e incluso bromas sobre los leones marinos ladrándonos. En un momento intenté decir “Mar Salish” con mi pésimo acento y Li se rió — con razón.
No esperaba lo silencioso que se pondría todo cuando apareció la primera ballena. Era una jorobada, emergiendo lejos pero lo bastante cerca para oír su respiración — casi como un suspiro. El barco bajó la velocidad para que nadie se apresurara, y la gente se movió entre las cubiertas para sacar fotos (las laterales son perfectas para eso). Mis manos estaban congeladas, pero no me importó; hay algo en ver esa cola levantarse contra todo ese mar gris que se queda grabado. Vimos más — orcas a lo lejos, algunas marsopas pasando rápido — pero, sinceramente, ese primer instante es lo que no dejo de recordar.
De regreso al puerto de Victoria, todos estaban más callados. Quizá cansados o simplemente asimilando lo vivido. Jamie repartió más té y nos mostró algunas fotos que habían tomado durante el paseo (las envían después para que no te preocupes por perder tu propia foto). Aún pienso en esa vista entrando a la ciudad — las luces empezando a encenderse contra ese mar salvaje. No es algo que planees al reservar un tour de ballenas en Victoria, pero se te queda dentro.
El paseo suele durar varias horas, saliendo desde el puerto interior en el centro de Victoria.
Sí, hay una cabina amplia y calefaccionada con grandes ventanas donde puedes calentarte sin perder las vistas.
Sí, durante el tour ofrecen café, té y chocolate caliente gratis.
Podrás ver orcas, ballenas jorobadas, leones marinos, focas, nutrias, marsopas, águilas y aves marinas.
El tour es para todas las edades; los bebés deben ir en el regazo de un adulto.
Sí, los animales de servicio están permitidos en este crucero.
Sí, hay opciones de transporte público cerca del punto de salida en el puerto interior de Victoria.
Incluye un paquete de fotos para que disfrutes el momento sin preocuparte por capturar cada imagen.
Tu día incluye salida desde el puerto interior en el centro de Victoria a bordo del Marauder IV con naturalistas expertos que te guiarán para avistar ballenas y vida marina en el Mar Salish; café, té o chocolate caliente gratis para calentarte en la cabina calefaccionada; acceso a baños a bordo; todas las tarifas y impuestos incluidos; además de un paquete de fotos que te enviarán después para revivir esos momentos sin perderte ninguna vista durante tu aventura.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?